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Reportaje:

Contra los nuevos guetos educativos

Cerca de 400 firmas apoyan un manifiesto sobre la 'contrarreforma' educativa promovido desde Valencia

'Estamos viviendo una situación difícil que afecta a la credibilidad de la enseñanza pública', reconoce en su introducción el manifiesto promovido desde el Departamento de Didáctica de las Ciencias de la Universidad de Valencia bajo el título ¿Es necesaria una contrarreforma educativa? y que ya han suscrito casi cuatrocientos profesores de enseñanza secundaria y superior de toda España, además de diversos responsables de organismos e instituciones vinculadas a la educación y a la formación del profesorado.

El propósito del manifiesto, señalan sus promotores, los profesores Amparo Vilches, Daniel Gil y Rafael Valls, es 'llamar la atención sobre lo que nos parece uno de los aspectos más graves' de lo que denominan 'actual contrarreforma educativa' y que no es otra que la llamada Ley de Calidad anunciada públicamente por el Ministerio de Educación.

'Lo que se precisa son inversiones y ayudas eficaces para atender a la diversidad de origen y las dificultades de los desfavorecidos'

Una vez constatado el clima social de inquietud por el deterioro del sistema educativo, con problemas de convivencia y disciplina que afectan al normal desarrollo de las clases, lo que el manifiesto subraya es la discrepancia en la apreciación de las causas y en el establecimiento de soluciones por parte de los máximos responsables del sistema, plasmadas en la citada Ley de Calidad. La nueva ley en ciernes propicia la separación de los estudiantes a partir de los 14 años en tres vías o niveles de formación que distinguiría entre 'buenos', 'medianos' y 'malos'. Es ésta una medida que en la práctica da un vuelco a la extensión de una educación 'común' hasta los 16 años, propiciada por la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo), a toda la población española.

El manifiesto es tajante en la valoración de esa medida segregacionista (muy diferente de la 'opcionalidad' prevista en la LOGSE que sí defienden sus promotores, por cuanto obedece a la legítima diversidad de intereses del alumnado) que se perfila en el horizonte inmediato: 'La introducción de itinerarios distintos' -dice en el texto- en función de las capacidades de los estudiantes que el Ministerio de Educación intenta introducir (...) se convertiría en un grave paso atrás, sin solucionar los problemas actuales'.

Los firmantes consideran la ampliación de la educación secundaria 'una conquista irrenunciable' (de ahí lo de 'un paso atrás') y hacen un repaso al proceso histórico seguido por aquélla, para 'comprender que las sucesivas ampliaciones y consiguiente democratización del sistema educativo han debido hacer frente a serias dificultades y resistencias ... que han acabado siendo superadas'. Esas resistencias surgieron tanto cuando se quiso superar en este país el tope de los 10 años para la escolarización obligatoria como cuando llegó el momento de superar el listón de los 14 años para llegar a los 16 actuales. En el manifiesto se recuerda la argumentación del presidente de la Royal Society inglesa cuando se opuso ('con éxito') a la creación de escuelas elementales en todo el territorio británico: 'El proyecto de dar una educación a las clases trabajadores es equívoco y, en la práctica, sería perjudicial para su moral y su felicidad', decía el ilustre prócer en 1807, 'porque enseñaría a las gentes del pueblo a despreciar su posición en la vida'.

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'Lo que se precisa son inversiones [previstas para el desarrollo de la LOGSE, pero no realizadas] y ayudas eficaces para atender a la diversidad de origen y muy particularmente a las dificultades iniciales de los más desfavorecidos, a quienes la sociedad y la escuela han de transmitir fundamentadas expectativas positivas'. A lo largo del texto se insiste en que 'ése' es el camino adecuado para incorporar a los estudiantes 'con problemas', según ha probado una y otra vez la investigación pedagógica y no la adopción 'de nuevas medidas elitistas que constituyen un freno al desarrollo del conjunto de la sociedad'.

El manifiesto ha recibido el apoyo institucional de una decena de organizaciones, incluidas las confederaciones estatales de AMPAS, de movimientos de renovación pedagógica y de sindicatos de trabajadores de la enseñanza. 'Ahora' explica Daniel Gil 'vamos a ponernos en contacto con los responsables de educación de distintos partidos para darles a conocer el manifiesto y conocer su postura de cara al debate parlamentario que se producirá'.

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