_
_
_
_

"Los autores intelectuales del crimen están libres"

El obispo Mario Ríos Montt fue nombrado por la Conferencia Episcopal de Guatemala sucesor de Juan Gerardi al frente de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA), tras el asesinato de éste, el 26 de abril de 1998. Tres años después, Ríos está convencido de que la muerte de su antecesor sólo puede tener motivaciones políticas.

Pregunta: Ante las debilidades de la justicia guatemalteca, ¿cree posible que llegue a conocerse la verdad sobre el asesinato de Gerardi?

Respuesta: Conozco un poco las debilidades del sistema, pero también reconozco la posibilidad de que, pese a las dificultades, surja la verdad. Si no hubiera ninguna esperanza, no haríamos ningún esfuerzo. No valdría la pena. Esto, por supuesto, no quiere decir que estemos en las mejores condiciones de alcanzar el esclarecimiento del crimen. En cualquier caso, hay que hacer el esfuerzo y hay que mantenerse en la lucha por mejorar. Creo, además, que con estos intentos por descubrir la verdad ya hemos dado un paso importante: el solo hecho de haber llegado a un debate público es algo que hace pocos años era impensable.

P: ¿Qué opina de la manera en que se desarrolla el juicio contra los sospechosos de haber asesinado a Gerardi?

R: Hay que seguir el proceso. Desde luego, no es fácil. Necesariamente, quienes son llamados para defender tienen que cumplir con su obligación. Los acusadores deben hacer lo propio y los llamados a esclarecer tendrán que jugar su papel. De eso se trata. Entiendo que, si todos estamos bajo juramento, tendrá que salir la verdad y son los jueces los que, al final, tendrán que deslindar las responsabilidades, porque nadie se puede burlar de la verdad y de la justicia.

P: Están sentados en el banquillo tres militares, un sacerdote y una mujer que, durante 30 años, fue la cocinera de este convento. ¿Podría darse el caso de que haya personas involucradas en el crimen que se encuentren en libertad?

R: No creo que ninguna de estas cinco personas sean los autores intelectuales. No lo creo. Es un crimen muy bien preparado. Un crimen realizado técnicamente. No creo que estos cinco puedan ser capaces de semejante cosa. Esto significa que tiene que tiene que haber mucha gente que está involucrada en el tema y que andan libres. ¿Por qué? Porque todo el que planifica, todo el que ejecuta, todo el que encubre es parte del crimen.

P: ¿Cree, entonces, que los autores intelectuales están muy lejos del brazo de la justicia?

R: Muy lejos, no. El único problema es conocer sus nombres. Una vez que se conozca quiénes son, la justicia tendrá que brillar.

P:Usted ha mantenido la tesis del crimen político. ¿En qué se basa?

R: En la exclusión. No se pudo probar la tesis del crimen pasional ni se puede probar que sea un crimen común. Por lo tanto, lo único que nos queda es el crimen político. Las características, además, están dadas. Esto se sale de lo común: la maquinación llegó a tal extremo que intentaron borrar toda huella. No se trató sólo de matarlo. Estaba todo muy bien pensado y fue bien ejecutado, pero olvidaron que no hay crimen perfecto.

P: Para muchos analistas, el asesinato de Gerardi tuvo la virtud de desviar la atención sobre las graves denuncias de crímenes de guerra documentadas en el informe de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi) Guatemala, Nunca Más. ¿Comparte ese criterio?

R: No creo que se desviara la atención. Sí frenó el plan de la Iglesia destinado a la reconstrucción del tejido social de las comunidades afectadas por las masacres. Este plan tenía que avanzar mucho más rápida y fácilmente. Pero, tras el asesinato, muchas y las mejores energías las hemos tenido que invertir en el proceso de esclarecimiento del crimen. Pero la verdad está dicha y eso no se puede callar. Lo lamentable es que las recomendaciones del Remhi, como las contenidas en el informe de la Comisión de la Verdad de la ONU, no se toman en cuenta. Igualmente se ignoran los acuerdos de paz. Mientras se ignoren, mientras no formen parte del plan de trabajo de los Gobiernos, seguirán reducidas a simples adornos.

P: ¿Consiguió el asesinato de Gerardi sembrar el miedo entre quienes dieron su testimonio para las denuncias contenidas en el informe Guatemala, Nunca Más?

R: El primer impacto fue una cosa tremenda para todos. De manera especial para los colaboradores más cercanos de monseñor: las amenazas bajo las que se vive no son cosa fácil de llevar. Pero, gracias a Dios, la gente no vive del miedo. La gente vive de la esperanza, de la ilusión por forjar una Guatemala distinta, y tenemos que hacer lo que se pueda para lograrlo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_