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AUTOMOVILISMO

Un Mundial paralelo acabaría con la F-1 'en seis semanas', afirma Ecclestone

'He tardado treinta años en levantar la fórmula 1 y podría verla desaparecer en seis semanas'. Esa es la pesimista predicción que hacía ayer en el diario económico Financial Times Bernie Ecclestone, máximo responsable de la competición estrella del automovilismo desde 1970. Una advertencia que responde al anuncio el miércoles pasado de los constructores de F-1 (BMW, Mercedes, Renault, Ford y Fiat) a través de su portavoz, el italiano Paolo Cantarella -consejero delegado de Fiat-, de crear una competición paralela a la F-1 'lo antes posible'.

La actitud secesionista, apoyada por la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), de estas marcas -que invierten anualmente una media de 25.000 millones de pesetas- es fruto de la desconfianza ante las intenciones de Leo Kirch. Este magnate de la televisión de pago alemán adquirió los derechos de la fórmula 1 el pasado 30 de marzo comprando el 75% de SLEC, la empresa propietaria de los derechos que manejaba Ecclestone, que aún conserva el 25%. Cerca de 300.000 millones de pesetas le ha costado a Kirsch la operación. Un gasto que los constructores no conciben si no es para que la plataforma que maneja Kirch emita los grandes premios en pago. Las cifras actuales de audiencia en abierto son de más de 300 millones de espectadores en Europa. A la cabeza de este ránking de audiencia se encuentran, precisamente, los países donde se ubican la mayoría de las casas madre de los constructores: Italia, Alemania y Francia.

La oposición frontal y la amenaza de dinamitar el Gran Circo de los fabricantes empieza a obtener resultados. El pasado jueves, en un nuevo intento de conciliación, un portavoz de la plataforma alemana aseguró que 'la fórmula 1 se emitirá en televisiones generalistas'. No es el primer gesto que el gigante televisivo hace hacia los constructores rebeldes. La empresa también les ha ofrecido el 25% de SLEC.

Precedentes

La decisión extrema de segregarse de la fórmula 1 por parte de los fabricantes no es nueva. En dos ocasiones anteriores la F-1 pasó por un trago semejante. En los años 1952 y 1953 los Grandes Premios se corrieron con coches de fórmula 2 ante la negativa de los constructores a participar por discrepancias con la FIA. La segunda ocasión la protagonizó el mismo que ahora recomienda prudencia: Bernie Ecclestone. El británico en 1980 intentó montar una competición paralela, pero se encontró con la prohibición de celebrar carreras en muchos paísesp por el veto de la FIA.

Ahora Ecclestone ha tenido que retrasar su anunciado retiro de oro (posee una fortuna de dos billones de dólares, unos 360.000 millones de pesetas). La amenaza de ruina del invento que él mismo levantó a lo largo de las últimas tres décadas le ha devuelto a la F-1 después de comunicar su abandono el martes pasado.

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