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El Gobierno paraliza la 'ciudad bancaria' del BSCH en Boadilla

Obras Públicas exige que se revise el plan general para levantar el complejo

Los planes del Banco Santander Central Hispano (BSCH) para levantar su 'campus financiero' en Boadilla del Monte -una gran ciudad bancaria que agruparía los servicios centrales de esta entidad al estilo de las grandes multinacionales americanas-han sufrido un frenazo imprevisto. La Comisión de Urbanismo de la Comunidad de Madrid rechazó ayer modificar el plan general del municipio afectado, como había propuesto el Ayuntamiento de Boadilla con el fin de que el banco pudiese levantar al sur de la localidad este gigantesco complejo de oficinas.

La entidad bancaria quería que se le recalificase una zona de 279 hectáreas, delimitada por la M-50, el barrio madrileño de Campamento y la M-501. En esta área el BSCH pensaba invertir más de 35.000 millones de pesetas y dar trabajo a unos 7.000 empleados, sólo en la primera fase del proyecto.

Pero la Comisión de Urbanismo consideró ayer que una recalificación de esas dimensiones -más de 10 veces el actual casco urbano de Boadilla- obliga a revisar por completo el plan general de la localidad, y no se puede resolver, en ningún caso, con una simple modificación puntual, como proponía el Ayuntamiento de Boadilla.

La revisión de un plan general es un proceso muy largo, que puede llevar incluso años y que estudia todas las afecciones (urbanísticas, medioambientales, económicas...) de una recalificación, tanto en el municipio que la propone como en las localidades próximas. En cambio, una modificación urbanística es un proceso más sencillo que no tiene en cuenta tantas variables.

La modificación impulsada por el Consistorio para que el campus bancario se pudiera construir proponía crear enormes zonas de uso terciario (oficinas) y de sistemas generales (carreteras, calles, ferrocarriles...) en un área que actualmente tiene la calificación de suelo no urbanizable.

La extensión total afectada se acercaba a las 280 hectáreas, de las que 216 se convertirían directamente en suelo urbanizable. Sobre estas últimas, el BSCH pretendía levantar más de 390.000 metros cuadrados de oficinas, una superficie aproximada a la que ocupan 40 campos de fútbol.

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En el informe que los servicios jurídicos de la Consejería de Obras Públicas presentaron ayer en la Comisión de Urbanismo se explicaba claramente que la enorme modificación puntual propuesta por el Ayuntamiento choca claramente con el Plan General de Urbanismo vigente en la localidad.

'La modificación está planteando unos objetivos que constituyen o suponen la adopción de nuevos criterios urbanísticos y de una intensidad de ocupación [de terrenos] diferentes a los adoptados por el [vigente] plan general de Boadilla. Con tales consideraciones, la supuesta modificación del planeamiento que se propone debe ser considerada realmente como una revisión del citado planeamiento general', destacan los técnicos regionales.

'Todos los razonamientos y argumentaciones anteriormente expuestos', señalan, 'demuestran la verdadera naturaleza de revisión del planeamiento, que serían igualmente válidos' si en vez de tenerse en cuenta el actual plan general, aprobado en 1977, se aplicase (como pretendía el Ayuntamiento de Boadilla) el de 1991, que fue recurrido y anulado por sentencia judicial. Pues bien, la consejería cree que ni invocando este anulado plan de 1991, que permitía mayores recalificaciones que el de 1977, la modificación propuesta por el Ayuntamiento sería válida.

Y da una razón muy clara: el plan general de 1991 proponía como suelo terciario para todo el pueblo 25 hectáreas, mientras que la modificación que ahora defiende el Ayuntamiento plantea 190 hectáreas ('un incremento ocho veces mayor', advierten los técnicos).

Obras Públicas recuerda que, si se llegase a aprobar la propuesta municipal, Boadilla respondería a 'un modelo territorial distinto del que se adoptó' en el plan general vigente: en vez de ser una localidad residencial, se convertiría en una ciudad de oficinas. La Comunidad reconoce, no obstante, que 'el municipio de Boadilla del Monte ejerce su competencia estableciendo el modelo urbanístico de su preferencia [la citada modificación]', pero recuerda que es el Gobierno regional el 'competente para culminar el procedimiento de elaboración del plan' [la revisión].

Herramienta 'reflexiva'

La consejería que dirige Luis Eduardo Cortés insiste en que una modificación 'no es el cauce procedimental elegido [por la ley] para la transformación sustancial del territorio', sino que esto debe hacerse a través de la revisión del plan general, una herramienta más 'reflexiva', en la cual 'se contemplan muchos más aspectos de forma global y no aisladamente, precisamente por su relación con la estructura general del territorio'.

El portavoz de Urbanismo del grupo parlamentario PSOE-Progresistas, Modesto Nolla, se mostró de acuerdo con la decisión de la Comunidad de anular la modificación del plan general de Boadilla, pero aseguró que 'fue la propia consejería, a través de un escrito fechado el 27 de enero de 1999, la que propuso al Ayuntamiento que modificase el plan'. 'El Ayuntamiento no hizo otra cosa que hacer caso a la Comunidad, que finalmente ha desechado lo que ella misma propuso. En el fondo, todo esto es una gran incoherencia de la Consejería de Obras Públicas', afirmó Nolla.

El diputado socialista mostró también su perplejidad por la desestimación 'precisamente ayer' de la modificación propuesta por el Ayuntamiento de Boadilla: 'Luis Eduardo Cortés tenía que dar mañana [por hoy] explicaciones de esta operación en la Asamblea. ¡Qué casualidad que hoy [por ayer] rechace el proyecto!', apuntó.

El BSCH tenía previsto trasladar todas sus oficinas centrales a este campus. En él se agruparían los centros de investigación, formación y telemática de la entidad bancaria. El complejo iba a contar con campos de deportes, cines, tiendas, zonas verdes, una residencia para empleados en tránsito y, por supuesto, el área puramente profesional.

El Ayuntamiento de Boadilla estaba bastante entusiasmado con esta inversión. Además de los 7.000 empleados que trabajarían en el complejo financiero, se crearían nuevos puestos de trabajo en la localidad (construcción, hostelería, servicios...) y habría un aumento de la demanda de viviendas. El Consistorio nunca negó que esta ciudad bancaria aumentaba las posibilidades del municipio de tener metro en un futuro. Pero, de momento, todo ha quedado paralizado. Boadilla tendrá que redactar un nuevo plan general si quiere ser sede oficial del BSCH. Serán años de trabajo.

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