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Columna
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Trobades

Hoy, primero de abril, arrancan las cinco primeras citas (en total serán 15) de las 610 escuelas en valenciano. Son las Trobades, la gran fiesta de la lengua que no necesita de locas academias para que niños, profesores, parientes y amigos protagonicen los encuentros más cívicos y más divertidos de cuantos tienen lugar de dalt a baix de esta sufrida tierra.

Y un año más el Gobierno, ese mismo del Valencià, clar que sí! se hará el longuis. Igual que con el III Premi Sambori de narrativa escolar (25.000 participantes, si de números se trata), loable iniciativa que en su primera edición predicó en el desierto administrativo y que el año pasado debió de pillar blandita a una Dirección General del Libro, pronto arrepentida de tanta flaqueza.

Escola Valenciana, distinguida con el Premio Vicent Ventura, forma parte de la Mesa per l'Ensenyament en Valencià, que acaba de dar a conocer su último informe y de iniciar una campaña por el requisito lingüístico para el acceso a la función pública docente. En el primero se denuncia la censura y autocensura en lo que concierne a las señas de identidad, el 'descafeinamiento idiomático' en los textos, las dobles versiones que recuerdan la cinematografía para exportación bajo el franquismo. Por ejemplo, y siempre según la misma editorial, en un libro vendido en el resto de España se explica que hay cuatro lenguas. Pero ante los escolares valencianos alguien ha sacado de la chistera científica una quinta: la nuestra, auténtica e inconfundible, a la que adoramos y por la que daríamos cualquier cosa. Menos exigir al servidor público que la conozca, cual hacen otras comunidades bilingües (y no precisamente de izquierdas), como Galicia y Navarra. Todo, menos usarla y apoyarla, reconociendo el valor de Escola Valenciana y el inmenso mérito de unas trobades en las que a partir de hoy y hasta junio, en distintas comarcas, nos juntaremos 150.000 (más que falleros, si es que se trata de cifras).

Vicent Romans dice que 'es como si las autoridades y nosotros no viviéramos en el mismo país'. Pues peor para las autoridades.

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