La fantasía responsable
Jorge moderniza la tradición creativa del fútbol canario
Jorge fue proyectado la temporada pasada. Adelantó un curso cuando Juan Antonio Quintana Nieves, el entrenador de Las Palmas B, lo sacó del equipo juvenil y le hizo titular habitual en la Tercera División, una categoría cargada de astucia y oficio, con futbolistas que están de vuelta.
Acudió entonces Jorge a varios entrenamientos del primer equipo para completar un once que se enfrentara a los titulares de la Segunda A en los ensayos semanales y, cuando lo bordaba, nadie le disputaba el control del partidillo. 'Ese chico es el futuro', comentó Sergio Kresic, el técnico de Las Palmas, a sus allegados. Y desde mediados de la pasada temporada, la del ascenso, no volvió a entrenarse con el filial, aunque no debutó en el primer equipo hasta la segunda parte del partido contra el Elche, con 3-0 a favor y la Primera en el bolsillo. 'No podemos hacer recaer sobre él, que sólo ha jugado en Tercera y hasta hace poco se entrenaba sobre tierra, la responsabilidad del ascenso. Podemos hundirlo', advertía Kresic.
Pero su debú en Primera no se hizo esperar. El Valladolid visitó el Insular en la tercera jornada. En la segunda parte se abrió el partido, se relajaron los marcajes y Jorge Larena-Avellaneda comenzó a calentar. 'Diviértete', le había dicho el técnico antes de entrar. Se divirtió él y divirtió a la grada. Tenía 18 años. Los 19 los cumplió el 29 de septiembre de 2000.
La goleadas recibidas en Mestalla (5-1), Riazor (4-0) y Chamartín (5-1) alimentaban la duda de si daría la talla ante los grandes. Su actuación ante el Deportivo, el pasado sábado, la despejó. Jorge recuperó balones que protegió, durmió y envió a sus compañeros ante la impotencia del Depor. Se ofreció en cada jugada y trenzó un fútbol preciosista que anuló el protagonismo que le correspondería, por jerarquía, a otro grancanario: Valerón.
Al repertorio que se le conocía desde niño, Jorge ha sumado la lucha, la asunción de parámetros tácticos y el desarrollo de unas cualidades físicas tras un trabajo complementario diseñado por el cuerpo técnico. Pero, por encima de cualquier virtud, le distingue su inteligencia motriz, esa capacidad para pensar rápido por rápido que se mueva. Esta característica entronca con una tradición del fútbol canario, de Silva a Valerón pasando por Germán. A diferencia de ellos, Jorge madura hacia la fusión de la responsabilidad de equipo y el recreo de la grada. Una versión moderna de héroes de antaño.
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