El alto crecimiento y el petróleo elevan el déficit exterior al 3,2 billones

La balanza de pagos (intercambios con el exterior de bienes, servicios, rentas y transferencias) refleja el recalentamiento que sufrió la economía española durante la mayor parte del pasado año. El saldo global fue negativo por tercer año consecutivo, lo que coincidió con el reciente ciclo de alto crecimiento. A ello se sumaron en 2000 el encarecimiento del petróleo y la debilidad del euro.

Las importaciones han tirado con fuerza y han generado un desequilibrio comercial que no ha sido compensado por el saldo positivo en turismo. Las compras españolas al exterior han aumentado un 21,9%, por encima de las ventas, que crecieron un 19,7%. En el mes de diciembre el aumento de las importaciones se ha moderado hasta un 13,4%, como resultado de la desaceleración económica y la menor presión de los precios del petróleo.

Es lo mismo que ha ocurrido con el saldo por turismo. Durante el pasado año se alcanzó un superávit de 27.692 millones de euros, un 9,4% más que el año anterior. Pero a finales del ejercicio se confirma la tendencia a un estancamiento. El saldo de rentas se mantuvo prácticamente en los niveles negativos del año anterior. El de transferencias, por último, fue positivo, aunque peor que el del año 1999, como consecuencia de menores entradas de fondos de la Unión Europea (UE), en especial los correspondientes al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

Respecto de la cuenta financiera, lo más llamativo es el aumento de las inversiones españolas directas en el exterior, con una cifra de 56.878 millones de euros, por encima de los 38.768 millones que han entrado de inversores extranjeros. Las inversiones en cartera fueron más equilibradas (63.858 millones de euros de salidas por 59.737 millones de entradas). Estas cifras se dispararon en diciembre debido a la operación de intercambio de las acciones del BSCH en Airtel por títulos de Vodafone.