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PALACIO VISTALEGRE

La mueca

La gesta de Joselito se quedó en vulgar mueca. Unas veces malcarada, otras grotesca. Porque Joselito, en tiempos distantes pundonoroso lidiador, serio intérprete del llamado arte de Cúchares, parecía navegar con rumbo aleatorio, quizá incluso desnortado, sobre el ruedo carabanchelero. Y unas veces emprendía la afectación del toreo artístico, hasta caer en el ridículo, otras se le inflaban los morros -que decían los coetáneos del mencionado Cuchares- y se liaba a pegar broncas por doquier.

Vaya modales.

Pero los modales no son lo que importa en quienes van por el mundo presumiendo de maestros en tauromaquia, sino su sentido de la responsabilidad, la ciencia infusa que desgranan, la técnica irreprochable, el mando en plaza, que les vale para meter al toro en la pañosa y al público en el bolsillo. Y nada de eso tuvo Joselito ni por asomo en la que anunciaron su gesta carabanchelera.

Varias / Joselito

Toros de Domingo Hernández, Carmen Lorenzo, Jandilla, José Miguel Arroyo, José Luis Pereday Victoriano del Río,sin trapío ni fuerza alguna los seis, varios sospechosos de afeitado, todos aborregados e inofensivos. Joselito, único espada: estocada baja (palmas); pinchazo, estocada -aviso- y rueda de peones (ovación)salida al tercio); estocada, rueda de peones y descabello(silencio); estocada (división); estocada muy trasera baja -aviso- y rueda de peones (división y sale al tercio); estocada perdiendo la muleta (silencio). Palacio Vistalegre, 4 de marzo. Lleno.

Cierto que al ver las seis ganaderías del cartel estaba claro que no pensaba salir en plan legionario, ni inmolarse por amor a la fiesta. Con aquellas seis ganaderías, dada su fama de comerciales y melifluas, mejor se va de verbena. Pero tampoco se esperaba que perpetrara esa ofensa al mínimo decoro que merece la asendereada fiesta, reservándose esos seis ejemplares absolutamente impresentables que saltaron al redondel. Seis ejemplares sin trapío ni fuerza alguna; regordíos y pare usted de contar los de mayor presencia; sospechosos de afeitado algunos de ellos. Y los seis, aborregados, mustios, sin ninguna agresividad ni un conato de reflejo siquiera que recordara la bravura del toro de lidia.

Algunos a eso que denominaron gesta y se quedó en mueca lo llamaban también encerrona, quizá para darle el valor añadido del tremendismo. Lo que no se sabría decir es si la encerrona la sufrió el público, obligado a soportar semejante fraude y encima aguantando el calor, los ruidos y el humoso ambiente que se había formado en la plaza cubierta.

Mediada la corrida el público estaba más interesado en que abrieran la cúpula, para respirar, que en los aleatorios arrumbamientos de Joselito por el ruedo carabanchelero.

Porque Joselito se encontraba en plan pegapases y no salía de ahí. Toreaba a la verónica y daba medios lances; entraba a quites y montaba el número de la variedad sin que le salieran limpios los capotazos; se ponía a pegar los derechazos y los naturales, y ni reunía ni ligaba ni cargaba la suerte.

Su gran momento fue durante la segunda ficción de toro. La segunda ficción de toro, que en realidad era la tonta del bote, se dejaba pegar cuantos pases quisiera el lidiador sin decir ni mu, y el lidiador aprovechó para pegárselos, efectivamente, sin compasión ni mesura, hasta dejar molidos al propio toro y a la asfixiada afición.

Hizo Joselito el quite de la serpentina, con el toro escapando a la lejanía, luego el toro le pisó el capote sin querer y medio le desarmó, y Joselito resolvió el desairado trance pegando supestas largas que resultaron trapazos, dicho sea hablando con propiedad. Estas extrañas peripecias, con ellas los circulares que dio en la faena de muleta, son muy apropiadas para entusiasmar a los partidarios quienes, naturalmente, aclaman cuanto haga el titular de la causa. Pero a los ques no militan en la facción les traen sin cuidado y hasta les pueden parecers ridículas.Y así se pasó la tarde, toro a toro, progresivamente deslucida y espesa. De un lado, Joselito componiendo faenas interminables, sin el menor interés ni asomo de emoción; de otra, buena parte del público pidiendo que levantaran la cúpula para que entrase el aire fresco del atardecer.

Acabó y aunque había caído la noche, y llovía, y el tráfico se había puesto inaguantable, pareció una liberación. Fuera se estaba mejor que dentro. Fuera había aire y vida. Dentro sólo quedaban los ecos de una sarcástica caricatura de la fiesta.

Suspensiones

Varias corridas anunciadas ayer hubieron de suspenderse a causa de la lluvia. Entre ellas, la segunda de feria de Olivenza (Badajoz), que había despertado expectación pues estaban anunciados Ponce, Morante de la Puebla y El Juli, informa Efe.

En Calahorra (La Rioja), se lidiaron toros de Puerto de San Lorenzo. Pedro Carra y Juan José Padilla tuvieron aplausos y silencio, respectivamente. Víctor Puerto, dos avisos y silencio.

GORKA LEJARCEGI

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