Forment, el gol de la última Liga

Desde hace muchos años, su pierna izquierda dibuja un arco debido a una artrosis prematura. Gajes del oficio. Y secuelas de una entrada terrible que le rompió la tibia de la pierna derecha y aceleró el proceso degenerativo de su rodilla izquierda. Sucedió hace 29 años y el agresor alcanzó siniestra notoriedad: un defensa argentino sin escrúpulos, Aguirre Suárez, truncó la carrera de un prometedor y exquisito futbolista que jugaba en el Valencia que logró, un año antes, la última Liga para los valencianos. 30 años después, José Vicente Forment recibe hoy un merecido homenaje del valencianismo y, sobre todo, de los vecinos de su localidad, Almenara, última población al sur de Castellón.

El periplo de Forment por el Valencia resultó corto. Cuatro temporadas en el equipo de Mestalla, una para el recuerdo. La temporada 70-71, su mejor año. Debú en Primera y campeón de Liga. Entre sus compañeros de vestuario se encontraban Abelardo, Sol, Barrachina, Paquito... Y sobre todo Claramunt, 'el mejor jugador español de la época', dice Forment, que se hace cruces con las cifras que se barajan en la actualidad. 'Por aquel entonces, Claramunt ganaba un millón de pesetas de ficha. Con ese dinero se podía comprar un piso. ¿Cuántos pisos se podría comprar hoy Mendieta?, con la salvedad de que Mendieta no es ni mucho menos Claramunt'.

'Habrá jugadores que ni se conocerán', dice un Forment que no entiende actitudes como las que sostienen Cañizares y Djukic, que comparten vestuario y no se hablan. Con 54 años, casado y con dos hijos que se llaman como sus padres, José Vicente y Carmina, Forment lleva la escuela de fútbol de su localidad y ayuda en el horno familiar.

No le gusta el fútbol que se practica ahora, en comparación con el de hace tres décadas. 'Por establecer un parangón cercano, entonces jugábamos como el Dream Team de Cruyff. Fútbol fácil. ¿ No ves con la sencillez que juega Aimar?', apostilla Forment, que augura un buen porvenir para el nuevo ídolo del valencianismo.

El Valencia de la campaña 1970/71 era un conjunto rudo, compacto, difícil de sorprender, 'parecido al Valencia de ahora pero con más calidad en la parte de arriba'. Y contaba con un entrenador que no le gustaba perder ni en las pachangas. 'Di Stéfano jugaba con nosotros los partiditos de entrenamiento y hasta que no ganaba su equipo, la sesión no terminaba', explica Forment sobre el carácter competitivo de la Saeta Rubia.

Según Forment, su juego se parecía al del rumano Ilie. 'A Di Stéfano no le gustaba jugar con un delantero centro fijo. Yo arrancaba desde el centro del campo, como un media punta'. Y bien que le fue a Di Stéfano apostar por Forment, que se convirtió, con nueve goles, en el máximo goleador de un Valencia que rentabilizó al máximo su escasa capacidad ofensiva.

Llegó la lesión. Siete meses de recuperación, casi una temporada en blanco. Llegaron nuevos jugadores al Valencia como Keita o Jara. De actor principal a secundario y de ahí al despido. 'Murió Vicente Peris, que era el secretario general, y dejó la presidencia Julio De Miguel. La pierna no acababa de estar bien. Ya no era el mismo, terminó el contrato de cuatro años y se acabó la relación con el Valencia'. Peregrinó por varios equipos de la Comunidad: Villarreal, Levante, Vall d'Uixó. Y zanjó su carrera en el Puçol de Claramunt, su amigo y compañero en el Valencia.

Aún se sorprende y se emociona cuando le reconocen por la calle. Padres que dicen a sus hijos quién es Forment y lo que logró con el Valencia. 'Mi hermana no quiere que el Valencia gane la Liga. Cuando lo haga, yo y mis compañeros de equipo del 70-71 perderemos protagonismo', sentencia Forment. Difícilmente ocurrirá lo que comenta Forment. La memoria histórica está presente. 'De mayor quiero ser Forment'. El deseo es de un niño de apenas 10 años de los que entrena José Vicente. Persiste en la memoria de los valencianistas de la época y, los seguidores de las generaciones actuales saben que hubo un jugador noble y exquisito llamado Forment, que con sus goles hizo campeón al Valencia.