Francia juzga a 124 empresarios por estafar 13.700 millones a bancos
Sentier es un popular barrio parisino que acoge a centenas de pequeños empresarios del sector textil, la mayoría de origen judío sefardí. Un total de 124 de esos modestos hombres de negocios se sentaron ayer en el banquillo, acusados de estafar 540 millones de francos (13.700 millones de pesetas) a una treintena de bancos y aseguradoras en un fraude masivo organizado en el corazón de Sentier.
Desde hace cinco años, gracias al éxito millonario de dos comedias cinematográficas, Sentier es sinónimo de picaresca empresarial en Francia y del ingenio de los hijos de los repatriados de Túnez, Argelia o Marruecos. Las dos películas están inspiradas, de manera más o menos explícita, en la vertiginosa y enorme pelota de letras que supieron organizar los presuntos jefes de nueve redes. Cada una de ellas contactaba con distintos propietarios de tiendas y talleres hasta llegar a implicar en la operación a 93 sociedades y 124 personas.
La acción se concentró en unos pocos días, entre abril y junio de 1997. Una serie de proveedores, según la acusación, vendieron tejidos o ropa ya confeccionada a tiendas o distribuidores. Los compradores, para pagar, recurrían al banco presentando una letra que vencía dos meses más tarde. El truco radicaba en que el tejido o la ropa no existía, pero el dinero era real. Los organizadores se lo repartían con los vendedores y todos pretendían salir bien librados del embrollo gracias al incendio de un almacén central, el 25 de abril de 1997. Las llamas se encargarían de hacer desaparecer tanto la ropa de verdad como la que nunca existió. Todo humo, excepto los 540 millones de francos (unos 13.500 millones de ptas.) que se repartieron, de manera muy desigual, los 124 implicados.
Los principales organizadores del engaño -algunos de ellos refugiados en Israel- pueden ser condenados a hasta 10 años de cárcel por 'estafa a través de banda organizada'; otros serán reconocidos como meros hombres de paja. El proceso de Sentier se desarrollará en los próximos diez días en una sala especialmente contruida en el Palacio de Justicia para dar cabida a la multitud de acusados, abogados defensores y acusadores implicados.
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