Víctor prolonga la euforia del Depor (2-0)
Otro gol del ex madridista abre el camino de la victoria al equipo de Javier Irureta
Víctor prolongó su euforia personal y la de todo el Deportivo. Otro gol del ex madridista -el héroe el pasado sábado en Barcelona- abrió el camino de la victoria para el conjunto de Javier Irureta, que había empezado la noche entre demasiados titubeos. Le costó al Deportivo coger el gusto al choque, ante un Galatasaray mejor armado incluso que en Estambul. Pero en cuanto los blanquiazules hallaron el hilo para conducir su fútbol -de nuevo manejado por Valerón- terminaron por imponer su jerarquía, que hace una semana, en territorio turco, los caprichos del resultado le habían discutido injustamente.
Si la intención del Galatasaray era enfriar el partido -y la lógica indica que no debía de ser otro su plan-, se encontró desde el principio con todo el trabajo hecho. Porque el choque arrancó con un tono extrañamente gélido tratándose de una cita en la que tanto se ponía en juego. La frialdad empezó por la misma grada: entre que parte del público aún estaba entrando cuando empezó el duelo y que, por lo que se ve, tampoco se tenía al rival en gran consideración, la pelota empezó a correr en medio de un inesperado silencio. Y tan baja estaba la temperatura ambiental que los jugadores no fueron inmunes al contagio.
DEPORTIVO 2|GALATASARAY 0
Deportivo: Songo'o; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; Valerón, Mauro Silva; Víctor (Scaloni m. 83), Djalminha (Pandiani m. 72), Fran (Makaay m. 61); y Diego Tristán. Galatasaray: Taffarel; Fatih, Popescu, Capone, Vedat; Okam, Bulent, Suat (Ahmet m. 46), Ergun; Hagi (Tarif m. 81); y Jardel (Serkan m. 81). Goles: 1-0. M. 40. Córner que Fran saca en corto para Diego Tristán, éste cede atrás a Djalminha. El brasileño lanza con fuerza, el balón rebota en el pie de un defensa y le cae a Víctor, que empuja sin problemas mientras algunos jugadores del Galatasaray reclaman fuera de juego. 2-0. M. 71. Penalti por mano de Ahmet que transforma Djalminha. Árbitro: Hartmut Strampe, alemán. Expulsó a Vedat (m. 58) por dos tarjetas amarillas y amonestó a Popescu, Mauro Silva y Okan. Más de 30.000 espectadores en Riazor, cerca del lleno. Partido correspondiente a la cuarta jornada de la Liga de Campeones.
Al Deportivo le faltó en los minutos iniciales la determinación que cabía suponerle dadas sus necesidades. Como era de esperar -y como ya ocurrió la pasada semana en Estambul- , el Galatasaray le cedió el terreno y la pelota, pero los blanquiazules parecían en estado letárgico y sacaron de su dominio muy escaso provecho. Es más, transcurrido el cuarto de hora, el partido empezó a ponerse inquietante para el Deportivo porque todos los acontecimientos parecían girar a favor de la corriente turca. En medio de ese preocupante panorama, Hagi tuvo la oportunidad de dar un golpe de timón, pero falló en el mano a mano ante Songo'o. No fue una acción aislada, ya que, poco después, una internada de Ergun por la izquierda volvió a desatar el pánico.
El Deportivo y Riazor tuvieron que verle las orejas al lobo para sacudirse la somnolencia. El público se animó, tiró del equipo, se intensificó la presión en el campo del Galatsaray y entonces aparecieron los futbolistas que reclamaba el partido. Valerón estuvo otra vez magnífico en la dirección del juego, y Fran y Víctor incendiaron las bandas. Sólo les faltó más colaboración de Djalminha, demasiado irregular, aunque finalmente decisivo en la jugada del gol, y de Tristán, un tanto torpe para conservar la pelota. Así y todo, en la recta final de la primera parte, el Depor logró mantener el balón lo más arriba posible y empezó a combinar con mucho criterio en todo el frente del área turca. La notable recuperación dio resultado cerca del descanso, en una jugada que pareció prolongar la euforia por el gol cazado en Barcelona en el último minuto. La estrategia dio frutos, aunque para ello tuviera que intervenir un jugador turco, en quien rebotó el disparo de Djalminha y provocó que elbalón cayera en los pies del inspirado Víctor, el mismo que había salido del Camp Nou con coronas de laurel.
El Galatasaray, que ofreció mucho mejor cara que en Estambul, tuvo una valerosa reacción antes del descanso. Sin dejarse aturdir por el gol, se lanzó hacia arriba sin vacilar y Jardel volvió a encoger el corazón coruñés. Pero todo ese pundonor ante el contratiempo del gol se disipó en el descanso. El Deportivo volvió a aferrar el choque y, antes de cumplirse la hora, el asunto quedó zanjado tras la expulsión de Vedat. A partir de ese momento, el único objetivo del Galatasaray fue conservar la derrota mínima y no perder al menos la diferencia particular de goles. Pero el Deportivo ya se había encaramado a la ola y contó además con el regalo de un penalti absurdo que le permitió prolongar el exitoso camino abierto en Barcelona.
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