'Las ayudas no resuelven los problemas a largo plazo'

Filósofo, economista, experto en comercio internacional y en desarrollo local, administrador de empresas... Alberto Enríquez Villacorta (Guatemala, 1948), vive en El Salvador desde hace 27 años. Y siempre, según dice, 'al borde del abismo'. Primero luchando con la guerrilla durante décadas, después, combatiendo las consecuencias del huracán Mitch desde de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE) y, ahora, tratando de estimular a una sociedad civil desestructurada para que supere cuanto antes las consecuencias del terremoto. Enríquez Villacorta ha venido a España para informar sobre la magnitud de la catástrofe.

Pregunta. ¿Realmente pueden cuantificarse los daños del terremoto?

Respuesta. Muy difícil, pero si extrapolamos las personas damnificadas y las viviendas destruidas a España, el equivalente sería algo así como siete millones de afectados y más de medio millón de casas dañadas. En El Salvador las personas son un millón y las casas 75.000.

P. ¿Les ha llegado ya el dinero recaudado?

R. Sí, va llegado. No todo, pero sí llega. El problema es cómo llega. Si lo envían los ayuntamientos o las ONG, suele distribuirse bien y pronto; pero cuando va de Estado a Estado, la burocracia lo lía todo. Con el terremoto lo hemos comprobado claramente; todo el mundo ha visto por televisión como se quejaba la gente de que no les llegaba ayuda.

P. ¿Qué puede hacerse para que esto no ocurra?

R. Lo primero, descentralizar el Estado y darle más poder real a los ayuntamientos y a la sociedad civil.

P. Pero, sin dinero, esto les servirá de poco.

R. Claro. Por eso las ayudas de emergencia, que son imprescindibles al principio, no resuelven el problema a largo plazo. La reconstrucción nacional puede durar varias décadas y para eso necesitamos la cooperación internacional.

P. Usted sabe que los estados son reacios a ese tipo de compromiso y exigen controles rigurosos.

R. Por eso nosotros proponemos la descentralización, la participación ciudadana en la gestión y la transparencia en la distribución de los recursos.

P. ¿Y la deuda externa, cree usted que deberían condonársela?

R. El Salvador tiene una deuda externa de 8.000 millones de pesetas. Nosotros proponemos que, en vez de devolverlo, ese dinero se emplee en programas de vivienda rural, en reconstruir los centros de trabajo destruidos, en hacer infraestructuras y en diseñar un programa riguroso para prevenir nuevas catástrofes.

P. Su Gobierno asegura que esto ya se hace.

R. Eso dice. Pero el terremoto les ha examinado sobre las promesas que hicieron después del huracán Mitch y han suspendido.