El punk era otra cosa
The Offspring es un grupo que en su día abanderó la independencia del punk más incorrecto. Algo más tarde se dio a los encantos de una multinacional del disco y posteriormente ha ido madurando de forma sosegada. Sin perder de vista el estilo que les encumbró, pero limando las aristas para que su música sea aceptada por la mayor cantidad de jóvenes posibles. Lejos ya los tiempos de pobreza, idealismos y afán de subversión social, el clásico cuarteto de Garden Grove, California, ofreció en España una sobria muestra de su oficio, que es el de ser punkis, como otros son fontaneros, sexadores de pollos o programadores informáticos.
Viene a significar esto que resulta algo fuera de lugar la corrección en una banda que nació, precisamente, a favor de la corriente de la incorrección. Offspring son, graban y actúan como cualquier otro grupo de rock convencional, aunque más deprisa, más fuerte y con más coros de campo de fútbol -¡oé, oé...!- que nadie.
The Offspring
The Offspring: Dexter Holland (voz y guitarra), Greg Kriessel (bajo), Noodles (guitarra) y Ron Welty (batería). Plaza de toros La Cubierta. 3.800. Leganés, domingo 11 de febrero.
En un escenario adornado con un garaje y una puerta metálica por la que asomaban dos instrumentistas de apoyo -¡percusiones en una banda de punk eléctrico!- y con un diseño de luces que tuvo un espectacular apagón que habría de durar todo el tercer tema, el grupo realizó una actuación de dos partes separadas por una perfomance-gansada, en la que dos toreros ridículos daban pases a los lados del escenario y un individuo obeso -muy obeso- y en minitanga invitaba al respetable a mover los brazos al ritmo del clásico Tea for two, que sonaba a ritmo de chachachá por los altavoces. Mientras, caían papelitos del techo y alguien arrojaba algo parecido a espaguetis a las primeras filas de espectadores. Para partirse de risa, vaya.
'Pretty fly'
En lo musical, fue mejor la segunda parte del concierto -corto-, ya que para ella guardaron los temas más variados y efectivos de la noche: Get a job, que es un calco de Obladi oblada de los Beatles; las directas Kids aren't alright o Self Esteem, la muy pop Want you bad y Pretty fly (for a white guy), que muy posiblemente pase a la historia por ser la mejor canción compuesta por Offspring en toda su carrera.
Holland, cuyo volumen ha aumentado de forma preocupante desde su última visita a España, se mostró simpatiquísimo e incluso pronunció varias frases en un buen castellano. El público, apenas cuatro mil personas que no llenaban ni de lejos el local, se lo pasó pipa, haciendo el signo de los cuernos y voceando los ¡oé, oé...! hasta la ronquera; y aquí paz y después gloria. Una agradable velada de domingo por la tarde a cargo de unos chicos que tocan fuerte y alto y cuyas gamberradas son tolerables. Pero, ay, el punk era otra cosa.
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