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Entrevista:NIURKA MONTALVO | ATLETA | ATLETISMO

'Me retiraré tras Atenas 2004'

Tras un año infausto, Niurka Montalvo, actual campeona del mundo de salto de longitud, ha regresado a Valencia junto a Rafael Blanquer, el entrenador que explotó las cualidades de la atleta española de origen cubano. Niurka (La Habana, 32 años) ha borrado todo lo que le ocurrió en 2000: el veto de Cuba que le impidió acudir a los Juegos Olímpicos de Sydney; y su traslado a La Línea, donde le prometieron unas condiciones de entrenamiento que nunca cumplieron. Ahora proyecta dar a su carrera un exitoso sprint final: 'Me retiraré tras los Juegos de Atenas de 2004'.

'Fue un error irme de Valencia', reconoce ahora Niurka, quien convencida por su marido, José Sanleandro, un gaditano, aceptó una oferta del Ayuntamiento de La Línea para entrenarse allí unos meses después de ganar en Sevilla 99. Pero aquello fue un chasco. 'Las circunstancias me llevaron a La Línea', dice Niurka, plusmarquista española de longitud tanto en pista cubierta (6,79) como al aire libre (7,06).

'Irme a La Línea fue un error. Me prometieron unas condiciones de entrenamiento que nunca cumplieron'
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Niurka Montalvo pasó el trago

Se diría que Niurka ha vuelto a hurtadillas a Valencia; arrepentida de haber dejado por un tiempo al entrenador que la llevó a proclamarse campeona del mundo en Sevilla 99. La saltadora, española desde mayo de 1999 tras casarse con Sanleandro, es reacia a hablar de 2000, del veto de Cuba, de las especulaciones sobre su matrimonio - el cubano Alberto Juantorena, campeón olímpico de 400 y 800 metros en los Juegos de Montreal, afirmó que el casamiento de Niurka era una farsa-. 'Juantorena ha dicho muchas tonterías', responde Niurka, quien a través de su representante dosifica las entrevistas: 'Estoy muy centrada en los entrenamientos'.

Reencontrarse con Blanquer -'hablamos el mismo idioma de saltador', dice el ex atleta y ahora entrenador valenciano-, con la pista de atletismo del viejo cauce del río Turia, le ha sentado fenomenal a la saltadora española, que prevé su retirada de aquí a cuatro años.

Pero Niurka quiere desquitarse mucho antes, quizá en Lisboa, donde se celebran los campeonatos del mundo de pista cubierta (del 9 al 11 marzo). 'Es como si no hubiese pasado un año. Niurka tiene unas condiciones excepcionales y sabe cuidarse', afirma Blanquer, el primer español que rebasó los ocho metros en longitud y quien augurara tras Sevilla 99 que Niurka, 172 centímetros de altura y 57 kilos, llegaría a Sydney con una marca de 7,20. 'Sigo manteniendo que alcanzará esa marca', asevera Blanquer.

Niurka ha pasado en dos ocasiones de los siete metros: en los campeonatos mundiales de Sevilla (7,06) y 15 días antes de éstos, en Sierra Nevada (7,03).

De su reencuentro con el entrenador alemán Eckhard Hutt, quien ya la entrenara en Alemania antes de que Niurka aceptara en octubre de 1998 la oferta de Blanquer para prepararse en Valencia, Niurka no sacó ningún provecho en La Línea. 'El idioma es muy importante. Cuando la conocí, Niurka no había encontrado el lugar ni el entrenador idóneo. Había que convencerla con otras cosas, proporcionarle un entorno adecuado, unas instalaciones, el clima. En Valencia encontró ese ambiente', cuenta Blanquer, que fichó a Montalvo para el Valencia Terra i Mar, el mejor equipo femenino español: 'Ahora trato de que cuando se acueste no tenga otra preocupación que pensar en el atletismo'.

Y Niurka cumple a rajatabla los planes de entrenamiento. Su retorno a Valencia ya ha surtido efecto: en Zaragoza batió hace escasos días con un salto de 6,79 su récord de España en pista cubierta. 'Me fijo en la alemana Heike Dreschler , aunque ella recurre tanto a la velocidad como yo recurría a la fuerza. ', señala Niurka, que entre sesión y sesión aprovecha para sacarse el carnet de conducir, pasear por la playa, ver películas de acción y beber tamarindo, una fruta tropical.

Atrás ha quedado el año 2000, maldito para Niurka por tantas circunstancias. 'Es fría y persistente, por eso ha superado su ausencia en los Juegos de Sydney', asegura Blanquer.

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