El agitado año de Míchel Salgado
El futbolista se convirtió en la primera mitad de 2000 en el yerno del presidente del Real Madrid y era titular e internacional, pero en la segunda lo perdió todo
A Míchel Salgado (22 de octubre de 1975) difícilmente se le olvidará el último año del siglo pasado. La vida, la personal y la futbolística, le fue de una punta a otra a un ritmo vertiginoso, inimaginable. Fue quemando sueños a toda pastilla: vistió la camiseta del Real Madrid -es el fichaje nacional más costoso, 2.000 millones de pesetas, de la historia del club- y la de la selección, cautivó a los ojeadores italianos, se proclamó campeón de Europa, disputó la Eurocopa... Por si fuera poco, se enamoró de la hija del jefe, el entonces presidente Lorenzo Sanz. Y tuvo que pasar el duro trago de contárselo en persona y de pedirle su mano. También se vio obligado a taparse los oídos ante los molestos comentarios que suelen unirse a tan llamativas relaciones. Y empezó a viajar acompañado, además de por los otros jugadores, por familiares. A mitad de año, en verano, contrajo matrimonio con Malula Sanz, y se convirtió, pues, en el yernísimo. O eso creía.
El club estaba en medio de un proceso electoral, pero cómo imaginar una derrota de los Sanz tan sólo unas semanas después de la conquista de la octava... Pero ganó Florentino Pérez y, de pronto, el yerno del presidente se convirtió en el yerno del principal miembro de la oposición. Y los comentarios malintencionados, aunque en otra dirección, siguieron. Y Salgado empezó a viajar solo, sin compañía familiar. Y dejó de ser convocado para la selección nacional. Y hasta perdió la titularidad en el equipo en beneficio de Geremi. Y las lesiones le visitaron...
'Tampoco está siendo tan terrible', comentó Salgado a este periódico unos días antes de que se acabara el año probablemente más agitado y cambiante de su vida. 'Sí, he perdido la selección', añadió, 'y me duele. La echo de menos. Pero tengo años para volver. No creo que me hayan puesto una cruz tras la Eurocopa, pero es Camacho el que decide. Y en el Madrid no me siento suplente, como la temporada pasada tampoco me sentía titular. Y lo de estar menos reconocido me da igual. Lo que piense la gente, la prensa, no me importa'.
Más que su irregular situación deportiva, Salgado admite verse afectado por el brusco cambio de su situación personal. 'Es por la prensa, por cómo está montada la sociedad. Pero sí es verdad que te marca una relación con la hija del presidente del Madrid. Si el año pasado nos hubiera salido mal, la gente habría soltado que yo estaba ahí por Sanz. En ese sentido, si soy egoísta. Prefiero que ya no sea el presidente. A mí me va a beneficiar. Si lo hago bien o mal, será mi culpa. Ésa es la diferencia. Aunque, la verdad, incluso cuando se ha ido he tenido problemas. La prensa ha sacado que que me iban a vender, que tendría problemas con el actual presidente... Sé que en el Madrid ya nunca voy a estar tranquilo. Pero me da igual. Mi vida no la va a cambiar nadie. Mi mujer es mi mujer y antes dejo el fútbol que a ella'.
Salgado recuerda que el principio de su relación con Malula fue complicado: 'No era una situación normal, está claro. Era una relación difícil. Escuchas muchas tonterías, pero tienes que pasar y acostumbrarte. Hubo gente cercana que cambió desde entonces. También empecé a sentirme juzgado por lo extradeportivo, pero intenté no darle importancia'.
Salgado ya no es el yerno del presidente del Madrid y, en cierto sentido, respira más tranquilo. Su esposa ya no le acompaña en los viajes, pero también lo prefiere -'mejor, no me gustan que viajen conmigo; de hecho, en los últimos ya no iba'-. Salgado ya no está en la selección, tampoco es titular en su equipo. Pero ni por asomo acepta estar pasando por un momento crítico: 'Si jugando en el Madrid estoy en un momento crítico de mi vida...'.
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