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Duelos, relatos y memorias

Tres grandes pantallas situadas en semicírculo ocupan gran parte del vestíbulo del CCCB. Y proyectan un western. Concretamente dos de las escenas de duelo más famosas de la historia del cine del Oeste. En una, Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach están a punto de batirse en el enfrentamiento final. En otra, Charles Bronson y Henry Fonda afilan sus miradas antes de apretar el gatillo. En los dos casos se trata de secuencias de dos conocidos filmes de Sergio Leone -El bueno, el feo y el malo (1966) y Hasta que llegó su hora (1968)-, pero no se trata tanto de un homenaje al spaghetti western sino de una videoinstalación en la que mediante la familiaridad del lenguaje cinematográfico se propone una reflexión sobre la violencia y la venganza. Su autor, Christoph Draeger (Zurich, 1965), realizó la pieza en 1999 para una exposición que presentó en Irlanda del Norte. "La idea era ofrecer una obra a los habitantes de aquella zona con la que pudieran identificarse y al tiempo mantener una distancia", afirma el artista, que participa junto con Sally Gutiérrez (Madrid, 1965) en el ciclo Inundaciones: paisajes después del muro, que puede verse, con entrada libre, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona hasta el 7 de enero.La pieza de Draeger, titulada Action / Time / Vision, utiliza la música e imágenes de los filmes de Leone pero ha desmontado las secuencias de manera que el espectador puede apreciar al mismo tiempo las expresiones de todos los protagonistas. Esta simultaneidad de la acción y el hecho de que el espectador debe situarse en el centro quedando así en el punto crítico de la línea de fuego otorgan mayor espectacularidad y dramatismo a la historia. "La narración de las películas del Oeste está basada en la violencia y todos los conflictos se solucionan mediante las armas, lo que me pareció bastante simbólico en relación con Irlanda del Norte", afirma Draeger, que también presenta una gran fotografía de una maqueta de una ciudad destruida.

Pese a que formalmente se trata de obras muy dispares, la comisaria del ciclo, Chus Martínez, encuentra paralelismos entre los trabajos de Draeger y los de Sally Gutiérrez. La artista madrileña, sin embargo, trabaja directamente en el espacio privado e íntimo. En el CCCB presenta dos videoinstalaciones. Tell, realizada este mismo año, reúne vídeos en los que diferentes personas que viven en Nueva York, generalmente inmigrantes ilegales, explican sus experiencias. Nunca aparece su cara, sólo sus manos y los objetos cercanos, así como su voz en off que va explicando la historia. Aunque es un trabajo más amplio, en el centro se presentan cuatro vídeos distribuidos en otros tantos monitores que la artista ha repartido en pasillos, escaleras y otros lugares de paso. Sally Gutiérrez también presenta, en la sala anexa del auditorio del centro, otra videoinstalación realizada en 1996 en Berlín titulada Still day lives. En esta ocasión se trata de cuatro vídeos, que funcionan simultáneamente, en los que cuatro mujeres alemanas de edad avanzada explican parte de su cotidianeidad antes y después de la caída del muro. Las cuatro han vivido cerca del hoy inexistente muro toda su vida, en el Mitte berlinés, y sólo aparecen a través de su voz y de los objetos de sus casas, representantivos también de sus gustos y clase social.

Consuelo Bautista
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