Un saco de canastas
Los inconformistas jugadores del Tau dan una paliza al débil Proaguas
Dusko Ivanovic fue un jugador con espíritu atacante, un tirador. Como persona, es, sigue siendo, accesible y juicioso. Pero ahora, cuando se coloca la careta de entrenador, es decir, casi siempre, es insaciable, inconformista, feroz. Su personalidad profesional se la está transmitiendo a sus jugadores y ha hecho del Tau un equipo voraz. Lleva el perfeccionismo al extremo.Los resultados saltan a la vista: el Baskonia ha ganado sus últimos seis partidos: cuatro de la competición española y dos de la Euroliga. Y la temporada sólo ha empezado.
El Proaguas Costablanca fue ayer la última víctima de la impiedad de Ivanovic y los suyos. Se llevó para Alicante "un saco de canastas", como reconoció tras el partido su entrenador, Andreu Casadevall. Cincuenta y un puntos de diferencia llenan un saco realmente grande e inusual en la Liga ACB. Hay que remontarse a 1988 para encontrar una paliza similar del Tau. No es buena tamaña desigualdad.
TAU VITORIA 109PROAGUAS ALICANTE 58
Tau Vitoria: Bennett (5), Foirest (15), Stombergas (16), Alexander (14) y Oberto (12); Corchiani (9), Timinskas (13), Scola (15), Dani García (8) y Vidal (2).Proaguas Alicante: Calderón (2), Fox (11), Clifford (8), Osella (6) y McCaskill (15); Rejón (-), Gil (7), Francis Sánchez (4), Navalón (-) y Jorge García (5). Árbitros: Llamazares, Fernández y Galerón. Eliminaron a Alexander (m. 34). 6.890 espectadores en el Fernando Buesa Arena.
El partido se destrozó en los dos primeros tiempos, antes del descanso, al que se llegó con cifras de escándalo: 67-24. Pese a la frialdad del público, asombrado de tal desproporción, el Baskonia jugó como una máquina, con una impresionante defensa, un acierto desorbitado (8 de 10 en triples en sólo 20 minutos y 11 de 16 al término del choque) y un juego en el que todos los eslabones aportaban algo. Es difícil entender cómo en sólo mes y medio de competición un equipo casi nuevo puede jugar ya de memoria. Así lo hizo el Tau. En el ataque, sus jugadores no necesitan correr más de lo preciso. Es el balón el que acaba mareado, y los defensas. El mayor mérito radica en la defensa. Ivanovic ha impuesto un régimen castrense cuyos frutos ya se ven.
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