El campeón ya es líder
El Deportivo derrota al Espanyol avalado por su solidez defensiva y el arte de Djalminha
Paso al Deportivo, que va embalado, inaccesible como equipo y con el mejor jugador del campeonato como faro. Djalminha, naturalmente. Para desequilibrar partidos austeros como los que propone el Espanyol se imponen futbolistas como el brasileño, capaz de mandar al diablo cualquier organización defensiva con un gesto técnico como el que dibujó en el segundo gol: Manuel Pablo le propuso tirar una pared y Djalminha, de espaldas a la portería, respondió abriéndose de piernas, estirando la izquierda y encogiendo la derecha para poder taconear la pelota, como quien no quiere la cosa, y habilitar a Makaay, que se rifó a Mora como demandaba la jugada. Un gol para desmontar a cualquiera, incluso al Espanyol, equipo que no acostumbra a desfallecer.A la plantilla blanquiazul la perdieron ayer una caída y un mal rechace de Pochettino que habilitó a Scaloni y permitió el cabezazo de Fernando. Atontado aún por el gol, encajó un segundo antológico, ante el que sólo cabía aplaudir. El Deportivo resolvió con la efectividad propia de un campeón un partido que gobernó con la autoridad de un líder.
ESPANYOL 0-DEPORTIVO 2
Espanyol: Mora; Cristóbal, Soldevilla, Pochettino, Toledo; Sergio, Morales; Navas (Toni Velamazán, m. 59), Serrano (Posse, m. 62), Arteaga (Iván Díaz, m. 82); y Tamudo.Deportivo: Molina (Songo'o, m. 68); Manuel Pablo, Helder, Naybet, Romero; César Sampaio, Mauro Silva; Scaloni, Djalminha (Valerón, m. 85), Fernando; y Makaay (Pandiani, m. 80). Goles: 0-1. M. 47. Pochettino resbala, Scaloni gana la posición, profundiza y centra al segundo palo, donde Fernando cabecea cruzado; 0-2. M. 53. Manuel Pablo toca para Djalminha, quien de espaldas a portería se abre de piernas, taconea como quien no quiere la cosa y habilita a Makaay, que sortea a Mora y marca. Árbitro: Mejuto González, asturiano. Mostró la tarjeta amarilla a Mauro Silva, César Sampaio, Navas, Soldevilla y Naybet. Montjuïc: 18.500 espectadores. Nishizawa, fichaje del Espanyol, presenció el partido acompañado de 30 periodistas japoneses.
Nadie como el equipo de Irueta para dormir los partidos, para hacer ver que no pasa nada, para darle confianza al contrario, que se va gustando con el discurrir del tiempo. Reloj en mano, el partido comenzó a las 19.00 y el descanso llegó a las 19.45, pero vive Dios que el primer tiempo duró lo que no está escrito. Había que tener cuerda para no darse media vuelta en lugar de abandonarse a un frío asiento del estadio Olímpico en espera de que algo ocurriera.
Bien es cierto que hubo algún ¡huy! a la salida de un par de córneres (Pochettino reclamó gol en uno) y algún ¡ay! en una o dos faltas. Pero entre Mauro Silva y Sergio mataron el encuentro con las faltas tácticas. La pelota iba al pie, no había manera de que tomara velocidad, y unos y otros se miraban de reojo, como diciendo a mí ya me va bien la cosa. Y así hasta el arranque del segundo tiempo, momento en que el Deportivo despachó el choque en un abrir y cerrar de ojos, como si supiera que en el triunfo le iba el liderato por el empate del Valencia en el Zorrilla de Valladolid.
Resuelto el partido, a Djalminha le dio por exhibirse por distintas zonas del campo, como si Montjuïc fuera la carpa del Circo Mundial, mientras el Espanyol apretaba los dientes en busca de un gol reparador. No pudo. Al Deportivo cuesta meterle mano, armado como está, y al equipo de Flores le falta metralla.
Había quedado dicho que el triunfo sería para el que marcara primero, y así fue para desdicha del Espanyol, que llevaba seis jornadas sin conocer la derrota y se disponía a cantarles las cuarenta al Deportivo, el Barcelona y el Madrid, por orden de aparición en el calendario. La declaración de buenas intenciones no le sirvió, sin embargo, ni para empezar.
El campeón ya es líder. El Deportivo ha alcanzado un punto de madurez envidiable. A ojos de rivales y de acompañantes, aparece hoy como un equipo muy hecho, muy sólido, muy puesto y, sobre todo, muy cabal. Tiene alineación, tiene plantilla, tiene orden de juego y tiene a Djalminha. El título de Liga, por lo demás, le avala como aspirante a ganar de nuevo el campeonato. El Espanyol no tuvo nada que decir a tanta propuesta forastera. Falto de Galca, un futbolista que racionaliza el juego, y con Tamudo absorbido por la zaga forastera, el grupo blanquiazul se entregó a su suerte ante la resignación de la hinchada, distraída con la presentación de Nishizawa, que acudió al estadio acompañado de 30 periodistas japoneses. Pasado el mal trago del Deportivo, en Montjuïc piensan ya en el derby, que, a juzgar por el momento del Barça, se presenta interesante para el Espanyol.
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