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FÚTBOL El gran clásico monopoliza la sexta jornada

Figo extrema el contencioso Barça-Madrid

Los azulgrana, reanimados por los últimos resultados, aguardan con ganas a un adversario que se siente superior futbolísticamente

Ramon Besa

El gran clásico del fúbol español alcanza de nuevo el Camp Nou en grado superlativo: más cargado que de costumbre, más expectante que otras veces, más extremo que nunca, tanto que las pocas entradas disponibles se han agotado antes de ponerse en taquilla

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El gran clásico del fúbol español alcanza de nuevo el Camp Nou (21.00, teletaquilla) en grado superlativo: más cargado que de costumbre, más expectante que otras veces, más extremo que nunca, tanto que las pocas entradas disponibles (menos de 10.000 sobre 100.000 localidades) se han agotado antes de ponerse en taquilla y ayer se pagaban más de 60.000 pesetas por una tribuna en la reventa.Figo ha cambiado de zamarra y parece como si los dos equipos se hubieran intercambiado la piel. El Madrid de hoy guarda cierta similitud con el Barça de ayer: un club estructurado en torno a una idea empresarial, un equipo ofensivo por naturaleza y la convicción de ir por delante del rival. Jerarca en los noventa, el Barça se siente amenazado por el Madrid, vive pendiente de un estado de ánimo y, en la transición, es capaz de superarse a golpes de heroísmo, atado a su ídolo Rivaldo, sintomatología con la que convivió largo tiempo su adversario y conquistó hasta dos Ligas de Campeones.

Una situación muy comprensible para quienes se explican el dominio azulgrana sobre el Madrid por el desequilibrio que provocaba Figo. Menos drásticos se muestran los azulgrana, que entienden que el adversario es igualmente asequible, e incluso más cuando se las da de favorito. Más que de costumbre, el contencioso Barça-Madrid está en el duelo Figo-Rivaldo y los dos mundos que ambos representan. Dolida por la partida del portugués, la hinchada barcelonista dará calor a un Barça pasional, que igual se hace odiar que querer, poco fiable si se quiere, pero emocionalmente fuerte, dispuesto a defender su amor propio como ya mostró en San Siro cuando el Milan le miraba de soslayo y se cruzaban apuestas sobre cuántos goles le meterían. El rearme moral azulgrana ha llegado justo a tiempo para recibir al Madrid.

El factor campo puede jugar un papel intimidatorio para un rival que va creciendo futbolísticamente, cada vez más regular, líder ya del campeonato. La inercia futbolística parece jugar a su favor mientras que el entorno está del bando azulgrana. Hay la sensación desde las filas blancas que el Madrid ha mejorado el equipo en la misma medida que ha empeorado el del Barça, terreno abonado para reintentar un triunfo forastero que no llega desde hace justo 17 años cuando Juanito y Santillana firmaron la última victoria (22 octubre 1983).

"No jugamos contra Figo sino frente al Madrid", coinciden los futbolistas del Barça. "No sólo está Figo", corrabora Cocu, "sino que tienen hasta siete jugadores que pueden hacer gol". El potencial ofensivo madridista ha aumentado en una proporción mayor a la pérdida de consistencia defensiva, pero el Barcelona entiende que es un rival batible y, aunque no tiene un ariete, confía en Rivaldo, que cuenta cinco goles en los dos últimos partidos.

La goleada en San Sebastián y el empate en Milán han reforzado el espíritu azulgrana más que la organización del juego. Futbolistas del calado de Gerard, Iván de la Peña, Kluivert u Overmars están en la enfermería o a la espera de poder decir la suya. Las referencias son ahora los goles de Rivaldo, el equilibrio táctico que aporta Cocu, la naturalidad que le da Xavi, la determinación de Puyol o Sergi, la agresividad de Luis Enrique o la profesionalidad de Reiziger, que cubrirá a Figo en la cancha, pues en la grada se espera una escenografía intimidatoria hacia el portugués.

Hay una movilización, en algún caso incitada mediáticamente y en otro por derterminadas peñas, para expresar la repulsa social hacia Figo y su cambio de camiseta. El club azulgrana ya ha alertado sobre la no conveniencia de posiciones extremas (e incluso ha advertido a los Boixos Nois, que dicen preparar algo para ser recordado), aunque ha dejado entrever que no le disgustaría que la carga emotiva del choque fuera suficientemente enérgica como para que Figo no pudiera superarla. Unos 500 policías cuidarán de un partido declarado de alto riesgo, que congregará a 600 periodistas (14 televisiones extranjeras) y mantendrá el protocolo: representantes de ambas directivas almorzarán juntos, aunque el presidente del Madrid, Florentino Pérez, comparecerá en el palco del Camp Nou, donde le aguarda el presidente azulgrana, Joan Gaspart, que reitera que perdona pero no olvida. Gaspart ha dejado dicho que se "arruinaría por ver otro 5-0" (Sport) y Pérez le ha respondido que está convencido del triunfo de su equipo.

Del Bosque no tiene a Flavio Conceiçao y, en cambio, ha recuperado a Morientes, pero cuenta con un grupo que ha adquirido una velocidad de crucero sin reparar en el estado de la mar. Tiene muchos recursos futbolísticos, más quizá que el Barça, disminuido por las lesiones (entre ellas la del capitán Pep Guardiola), pero arremangado para revolcarle. "Dos puntos de diferencia no dan para sustentar según que tesis", se defienden los azulgrana, deseosos de descabalgar al líder cuando sólo se llevan cinco jornadas de campeonato. Pero la presencia de Figo le ha dado al partido un tono dramático, como si el Madrid quisiera expresar con el fichaje del portugués el traspaso de poderes y el Barça pretenda demostrar que está por encima incluso de un futbolista universal como Figo.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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