_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Más cambios en el sector eléctrico

Endesa e Iberdrola se fusionan. Y eso va a provocar un intercambio de activos mucho más amplio y que va a afectar a más empresas. Es una historia vieja. En la época de Franco ya sucedía; las eléctricas privadas impedían que las públicas entraran en distribución (Enher tenía que exportar electricidad a Francia), pero se quedaban luego con las centrales públicas que les interesaban (Sevillana, con las térmicas de fuel de Auxini, y Unión Fenosa, con las hidroeléctricas de Moncabril). Con el PSOE hubo varios intercambios de activos. El primero en 1984, para evitar que quebraran las privadas sobreendeudadas en nucleares. El siguiente, en 1987, cuando Fecsa suspendió pagos. La creación de Iberdrola en 1993 fue un movimiento pro-activo, frente a la preeminencia de Endesa, auspiciado por IBV-Iberduero, con la colaboración del presidente de Hidrola y luego presidente de Iberdrola. Al status actual se llegó en 1996, tras la integración de Sevillana y Fecsa en Endesa, cuando ésta pudo, por fin, ejercer poder accionarial donde sólo había podido tener participaciones financieras, aunque éstas fueran predominantes.El actual episodio de Endesa e Iberdrola, iniciado, al parecer, defensivamente por Iberdrola frente a BBVA-Repsol y activamente por Endesa, para mejorar su mix de generación y ganar implantación en Europa, ha supuesto la "apertura de un melón" al que han acudido otros interesados en participar (Unión Fenosa) o en cambiar el diseño con otro tipo de intercambios (Repsol-Gas Natural). Con ello se ha aceptado implícitamente la posibilidad y conveniencia de que se redistribuyeran de forma diferente los activos eléctricos existentes en nuestro país, en línea con lo que en el Reino Unido hizo Thatcher, con lo que luego se llevó a cabo en California o lo que va a tener lugar incluso en un país tan energéticamente conservador como Alemania.

Por si alguna duda quedara sobre la licitud de este reajuste en España, bastaría recordar que el negocio de las eléctricas se conformó en base a concesiones hidráulicas públicas (¿qué precio no alcanzarían hoy en una subasta tipo UMTS?) y a la utilización preferencial de un carbón nacional protegido por razones sociales, para producir una electricidad que el consumidor no tenía otra alternativa que pagar a las tarifas oficiales. Al final de este proceso los activos han acabado repartidos entre las diferentes compañías por estratos históricos, sin que su estructura relativa sea la más eficiente (hidroelectricidad concentrada en Iberdrola, carbón en Endesa, distribución entremezclada en el Cantábrico entre Endesa, Unión Fenosa e Hidrocantábrico, etc).

Pues bien, si hoy se acepta la posibilidad y conveniencia de distribuir estos activos de forma diferente, ¿cómo no debe hacerse? En primer lugar, en función de supuestas amistades personales (esto no es "la guerra de Alfonso y Manolo", como insinuaba recientemente un columnista). Tampoco es de recibo que bancos y cajas pretendan manejar, en función de sus intereses, la dinámica de sociedades que cotizan en Bolsa con un valor de capitalización equivalente o superior al suyo y en las que sólo cuentan con participaciones del 3%, el 5%, el 7%.

¿Qué criterios podrían ser tenidos en cuenta? Me referiré, por no alargarme, a tres:

1. Tiene sentido contemplar en conjunto el gas y la electricidad porque, al contrario que el petróleo, son expansivos y el crecimiento de cada uno requiere al otro en generación, a la vez que presentan sinergias en su distribución, si ésta se hace de forma conjunta. Junto con la consideración de las cuatro eléctricas, hay, pues, que abrir también el "melón del gas", tanto en aprovisionamiento como en distribución.

2. Es conveniente la presencia en España de otros operadores extranjeros para favorecer una competencia real. Sin embargo, los activos que puedan adquirir en España, sería preferible que se intercambiaran por otros, para potenciar la presencia exterior de las empresas energéticas españolas.

3. La reestructuración podría dar lugar a la formación de tres operadores eléctricos globales españoles (con independencia de que pueda haber otros más pequeños, de nicho) con tamaño, eficiencia y presencia internacional. Estos grupos actuarían en España generando electricidad adicional con un gas competitivo de diferentes orígenes y distribuyendo conjuntamente gas y electricidad junto con otros servicios. Estos operadores españoles competirían entre sí y con otros extranjeros implantados en España, en beneficio de los consumidores finales.

Los intercambios y las fusiones tienen que producirse por iniciativa empresarial y no pueden ser el resultado de un intervencionismo ilustrado. Sin embargo, la bondad del modelo final que se proponga debe ser aprobada por las diferentes instancias de que dispone la Administración, para asegurar que se consigue eficiencia y competencia en beneficio de todos los consumidores.

Y finalmente, una reflexión. El modelo de suministro no terminará con este intercambio. Producción competitiva y distribución abierta son indispensables para que se disponga en España de electricidad al mínimo coste. Pero hasta ahí seguiríamos en el ámbito de la economía tradicional. La nueva economía, que aportará más prosperidad al país, se basará en unos nuevos servicios energéticos de más valor añadido y producidos con tecnologías de información y comunicación, que vendrán de la mano de los comercializadores, que serán los que acabarán constituyéndose en las verdaderas multiutilities del futuro. Facilitar su aparición será el desafío siguiente, que redundará en beneficio de los consumidores, el empleo y el PIB del país.

Martín Gallego Málaga es economista e ingeniero. Fue secretario general de la Energía entre 1982 y 1987. mgallego@iies.es

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_