"Es un lamentable error sumarse a frentes antinacionalistas"
Emilio Pérez Touriño (50 años), recién reelegido secretario general de los socialistas gallegos, se cansó de recibir ataques del alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez. En el congreso que concluyó el pasado día 8, Pérez Touriño dejó a Vázquez y sus seguidores sin representación en los órganos del PSdeG. Ahora, trata de no reabrir el conflicto y elude incluso citar a Vázquez por su apellido. Su obsesión es construir una alternativa al PP de Manuel Fraga sin excluir la colaboración con los nacionalistas del BNG.Pregunta. ¿Cuál fue el hecho concreto que le empujó a excluir a Vázquez de los órganos del partido?
Respuesta. La ejecutiva es un equipo de gobierno del partido, y como tal debe tener una homogeneidad. Esa es la razón que explica lo sucedido. Ahora bien, un partido es más que su ejecutiva. Hay un trabajo en las distintas instituciones y ahí todo el mundo está implicado. Yo me atengo a lo dicho por el secretario general de la agrupación de A Coruña [Javier Losada, hombre de confianza de Vázquez], que ha prometido lealtad.
P. Pero faltan unos meses para las elecciones autonómicas y usted tiene en sus filas a una persona como es Vázquez que se dedica a elogiar a Manuel Fraga.
R. En Galicia, los ayuntamientos están demasiado subordinados al Gobierno autonómico porque Fraga quiere establecer una relación clientelista con ellos. Es una especie de neocaciquismo. En ese marco, se puede entender que algunos alcaldes tiendan a loar a Fraga para conseguir una buena relación con él. Pero el PSdeG está más cohesionado que nunca y no me quita el sueño que algún compañero, de forma más o menos reiterada, mantenga esas posiciones. Es su problema.
P. En 1993, en vísperas de otras elecciones autonómicas, la dirección del PSdeG también prescindió del sector de Vázquez, y éste ni siquiera acudió a votar. ¿No teme que le suceda lo mismo?
R. La década de los 90 fue muy mala para el socialismo gallego, que sufrió una drástica pérdida de apoyo. Pero ése es un ciclo histórico que ya forma parte del pasado. Ahora queremos definir una nueva alternativa, galleguista y socialdemócrata, y yo me he impuesto no mirar hacia atrás. Sólo tengo en cuenta el pasado para no cometer los mismos errores.
P. Desde 1989, el PSdeG ha cambiado de candidato y líder en cada elección autonómica. En las de 2001, usted también se juega su continuidad.
R. El partido ha estabilizado su liderazgo y su proyecto, y ese es un camino sin retorno. Tenemos un proyecto para Galicia radicalmente autónomo, con un mensaje de modernidad, y conseguiremos llevarlo adelante. No sé cuánto tiempo nos llevará, pero lo lograremos.
P. La disputa con Vázquez encierra un debate sobre las relaciones con el nacionalismo. El alcalde de A Coruña rechaza los pactos con los nacionalistas, y parece que no hay una idea clara al respecto ni en el PSOE ni en el PSdeG.
R. Yo soy miembro de la Ejecutiva Federal y en el PSdeG compartimos el proyecto que encabeza Zapatero para toda España. En Galicia, hay una extraordinaria coincidencia dentro del partido. Puede que uno o dos compañeros opinen otra cosa, pero eso es anecdótico. No quiero reducir a categoría de anécdota la valía personal o institucional de algún compañero. Pero, en lo que se refiere al proyecto político, es literalmente una anécdota, porque todo el PSdeG comparte las mismas ideas. Es un error lamentable la estrategia en que nos quiere envolver el PP de sumarnos a un frente antinacionalista, ya sea en Galicia o en el País Vasco. Nos diferencian muchas cosas de los nacionalistas y criticamos la estrategia del PNV, de la que también se ha colgado el BNG. Pero crear frentes, ya sean de los nacionalistas o contra ellos, es un dislate.
P. Ustedes tienen pactos municipales con el BNG y, en algunos casos, la convivencia ha sido muy difícil.
R. Donde nosotros tenemos las alcaldías los pactos están funcionando bien, porque nuestros alcaldes hacen un gran esfuerzo de entendimiento. No ocurre lo mismo donde es el BNG el que encabeza los gobiernos, pero quiero creer que a partir de ahora las cosas van a cambiar.
P. Esos pactos se interpretaron como ensayo general para un acuerdo de ámbito autonómico.
R. El nacionalismo lo planteó así desde un principio, pero yo no lo comparto y no creo que a los ciudadanos de esos municipios les guste ser considerados como conejillos de indias de una operación política de mayor alcance. El recambio de Fraga tiene que venir de un socialismo moderno y tranquilo, que marque sus diferencias con los demás. Si no hubiese mayoría absoluta tras las autonómicas, tendríamos que hablar y buscar acuerdos, pero primero hay que dejar que los ciudadanos comparen los proyectos.
P. En Galicia, el PP busca siempre la confrontación directa con el BNG. ¿Hay una estrategia para ignorar al PSOE?
R. Es un juego descarado, que ya viene de antiguo. Se trata de buscar un sparring político que el PP cree que le resulta favorable, ya que la alternativa nunca le vendrá de ese lado. Por eso se dedica a reforzarla y a ningunear al PSOE, pensando que así conservará la mayoría.
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