Todos contra el árbitro
Horas después del encuentro, Gabri enseñaba las heridas de guerra. Parecía recién salido del ataque de una fiera. Eran, sin embargo, los tacos de los jugadores rivales, que dejaron señales en todo su cuerpo. Estaba dolorido e indignado. Dolorido por las patadas recibidas, e indignado por haber sido expulsado en el minuto 69, tras cometer una entrada con los tacos arriba. "¿Pero cómo expulsan a un hombre que pesa 60 kilos y que no le hace una falta ni al lucero del alba?", se quejaba amargamente tras el encuentro el técnico español, Iñaki Sáez. Los jugadores españoles arremetieron contra la actuación del árbitro mexicano Felipe de Jesús Ramos Rizo. "Es peor árbitro que he visto en mi vida", soltó el centrocampista del Valencia Albelda, que no suele andarse por las ramas. "Aquí deberían traer árbitros competitivos y no gente de México o de Zimbabue", agregó Albelda, que felicitó sin embargo la victoria de los cameruneses. "Ellos también merecían ganar"."Siento una impotencia grandísima", dijo el delantero del Milan José Mari, "no di ni una patada y me vi en la calle. En cambio, mi marcador [Abanda] se ha pasado todo el encuentro dando cera y ha terminado el partido".
En la misma línea se manifestó Gabri. "No te digo que hubiéramos ganado, pero es una pena lo que nos ha hecho el árbitro. Yo llevo las piernas llenas de magulladuras y porque le toco un poquito para que no me caiga encima me expulsa. Le he dicho al árbitro que le han dado el carné en una tómbola". Sin la agresividad verbal de sus muchachos, Iñaki Sáez también se quejó del árbitro. "¿Pero cómo puede dejar sin sancionar al defensa que le hace el penalti a José Mari? ¡Se trataba del último hombre!".El entrenador español, no obstante, trataba de desembarazarse de la excusa del árbitro. Hubo otras razones. La superioridad física de los africanos, por ejemplo. "Embestían con una fuerza terrible", reconoce Sáez. Pero también las lesiones de dos hombres clave: Velamazán, con una luxación en la clavícula, y Tamudo, con un golpe en la rodilla. O incluso la decisión de Angulo de lanzar un penalti para el que estaba encargado Xavi. El centrocampista del Barça es el elegido por Sáez por su gran calidad técnica, además de por su frialdad y autocontrol. Xavi, además, parecía el más indicado porque acababa de marcar un gran gol de falta. Estaba pletórico. Pero en esos instantes, minuto cuatro de partido, le faltó un poco de descaro. Pesaron sus escasos 20 años o su timidez. El caso es que Xavi se fue a por el balón, pero se lo arrebató Angulo, que hizo valer su veteranía. El jugador del Valencia pretendía resarcirse en su discreto torneo, pero disparó suave y poco esquinado.
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