Una generación acostumbrada al éxito

Campeones del mundo sub 20 el año pasado en Nigeria, Xavi, Gabri, Aranzubia y Marchena no se conformaron con eso. Se acostumbraron al éxito y quisieron más. Así que este año, en mayo pasado, en Eslovaquia, fueron medallistas de bronce en el Campeonato de Europa sub 21 y ahora ya son finalistas olímpicos en Australia. Pero tampoco se dan por satisfechos. Pretenden el oro. Lo tienen a su alcance, por mucho que Xavi, el director del juego de la selección, diera ayer síntomas de cansancio. "Sí, al final estaba cansado. Llevamos muchos partidos", dijo.Así es. Tras jugar ayer una gran primera parte, en la línea mantenida durante todo el torneo, Xavi bajó el pistón tras la reanudación. Pesan los encuentros, las tarascadas y el esfuerzo, pero la ilusión está por las nubes.

"Nos conocemos mucho. Llevamos mucho tiempo jugando juntos y ésa es quizá una de las claves de los triunfos", comentó el centrocampista azulgrana, serio candidato por añadidura a ser designado el mejor futbolista de los Juegos.

Al igual que en 1999 en Nigeria, nadie daba un duro por este equipo antes del inicio de los Juegos. Quizá sea ése su secreto: el haber estado en un segundo plano. Ésa es la situación, detrás de los focos, en la que suelen estar la mayoría de los seleccionados. Xavi, por ejemplo, tan escondido en el Barça. O Gabri, sin muchas esperanzas de jugar este año en el club catalán. Lleva dos goles a pesar de haber disputado pocos minutos. Suele salir en los últimos instantes desde que Angulo, más veterano y experimentado, se recuperara de la lesión. El jugador del Valencia también tiene una seria experiencia con el éxito: fue campeón de Europa sub 21 en 1998 en Rumania a las órdenes de Iñaki Sáez, el mayor artífice de todos estos triunfos. De ese grupo formaba parte a su vez Toni Velamazán, aunque se quedara fuera en la fase final.