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SYDNEY 2000

'Mo' cumple el sueño de Smith

El velocista dedica su éxito a su legendario entrenador, víctima de una lesión en Múnich 72

Carlos Arribas

John Smith, el legendario técnico, quiere a Maurice, Mo, Greene; a Ato Boldon, a Jonathan Drummond, a Curtis Johnson..., a todos los rápidos del Hudson Smith Incorporated (HSI), su grupo de entrenamiento. Los cuatro corrieron en las semifinales de los 100 metros, pero sólo tres se clasificaron: los tres favoritos para el oro, la plata y el bronce; Greene, Boldon y Drummond.Primero, Greene. Bien: 10,87s, cerca del récord olímpico, pese a correr con viento en contra. Luego, Boldon. Bien: 9,99s. La primera decepción, la de ver que Greene no había batido la plusmarca, momentáneamente anulada. Y es que aquello parecía que iba camino de la barrida: los tres, al podio. Pero después, Obadele Thompson. Mal. El gesto de decepción de Smith fue palpable. "La victoria es importante para nuestro futuro", declaró; "un grupo como éste debería haber quedado primero, segundo y tercero".

Al mismo tiempo, desde la pista, todos los corredores esperaban que se desvelara su pasado. Así contó Thompson su inaguantable espera hasta que junto al tercer puesto apareció su nombre. "Estaba muy nervioso y casi rezando", contó el atleta de Barbados; "no habría aguantado otro cuarto puesto, el peor como ya pude experimentar en los Campeonatos del Mundo de Sevilla".

"Eso mismo hice yo nada más terminar", le soltó Boldon, su vecino de Trinidad y Tobago; "mirar para ver dónde salía mi nombre".

Finalmente, no hubo triplete, pero ello no rompió la felicidad de la pareja Boldon-Greene, grandes amigos pese a ser rivales en la pista. Los dos, joviales y sonrientes, subieron al podio de las medallas casi bailando. "Pero no crean que me tuve que morder los labios para no reírme. Fue sólo por no llorar", reveló Greene; "yo soy muy emotivo y eso de lograr, por fin, un oro olímpico me estaba rompiendo por dentro. Me he sentido sobrepasado, pero me he exigido no llorar. Ha sido un momento sensacional".

Eso dijo. Y también se sinceró más. Ahora se sabe, por ejemplo, que su semana pasada fue muy dura. "Podía tener el aire de estar relajado, pero no", dijo Greene; "yo soy muy nervioso. Apenas he podido dormir. Estaba muy nerviosos. Apenas he podido comer. He soportado una presión extraordinaria. Pero lo mejor es que era una presión que yo mismo me había puesto".

El emotivo Greene reveló finalmente cuál era su mayor alegría: "He hecho una carrera genial. Quería ganar. ¿Saben por qué? Porque sentía en el corazón que ni Smith ni ninguno de sus atletas hubiéramos ganado hasta el momento un oro olímpico. Ahora lo tenemos y eso me hace feliz".

John Smith, mediofondista de gran nivel, corrió los 400 metros en los Juegos de Múnich 72. Pero días antes de la final sufrió una lesión. Corrió la carrera con un espectacular vendaje y se tuvo que retirar a la mitad. Desde entonces, prácticamente, corre por procuración, es decir delegando en otros. Y hasta ayer estuvo esperando para ganar un oro. El oro de Greene.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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