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Los caballos salen de marcha

28 equinos recorren 80 kilómetros dentro del III Raid Hípico de Cadalso de los Vidrios

F. Javier Barroso

Los repechos de Cadalso de los Vidrios y de San Martín de Valdeiglesias se convirtieron en una dura prueba para los 28 caballos, y sus respectivos jinetes, que participaron en el III Raid celebrado ayer en estas localidades. Durante casi seis horas, los equinos se vieron obligados a recorrer 80 kilómetros de campo a través bajo un calor asfixiante. La prueba consistía fundamentalmente en que los animales llegaran a la meta en unas condiciones físicas más que aceptables: no podían estar deshidratados, ni con un ritmo cardiaco acelerado ni cojos.La prueba comenzó a las nueve de la mañana y se dividió en tres tramos. El primero, de 35 kilómetros, fue el más largo. Arrancaba en la yeguada Los Boxer y llegaba hasta las proximidades del pantano de San Juan. Transcurrió por una senda real y por el trazado de un antiguo ferrocarril que iba a Plasencia.

La segunda etapa, de 33 kilómetros, transcurrió por las laderas de Cadalso de los Vidrios. "Éste es el tramo más duro, porque está lleno de toboganes muy pronunciados y hay muchas piedras en los caminos. Además, el calor aprieta demasiado y existe peligro de que los caballos lleguen deshidratados", comentó Daniel Díaz, un jinete de Alcorcón que disputó la prueba a lomos de su yegua Diana. El último tramo, con 12 kilómetros, consistió en subir a la urbanización Entrepinos por unas cuestas muy pronunciadas.

Para que los animales se recuperaran se dispusieron ocho puntos de avituallamiento. En ellos se rociaba con agua todo el cuerpo del animal, a la vez que se le obligaba a tragar, mediante grandes jeringuillas, un compuesto químico de minerales y glucosa, llamado electrolito. Grandes cubos servían de improvisados abrevaderos para los caballos. Los jinetes también reponían fuerzas con bebidas reconstituyentes.

Al final de cada manga, los equinos pasaron estrictos controles por parte de los veterinarios de la Federación Hípica Madrileña. Disponen de media hora para recuperar el ritmo cardiaco (no debe pasar de 56 pulsaciones por minuto) y estar hidratados. Esto se comprueba mediante pellizcos en el cuello. Si la piel tarda en recuperar su tersura, el animal está deshidratado.

"El caballo se cansa como cualquier atleta, pero no sufre si está bien preparado. Si cojea o está deshidratado, puede pasarlo mal, por lo que es preferible descalificarlo para que se reponga", explicó, fonendoscopio en mano, Pablo Mauro de Lucas, veterinario de la federación madrileña. El jinete Ignacio Plaza Mariscal ganó la prueba a lomos de Alijares de Capribor. Invirtió cinco horas y 40 minutos en recorrer los 80 kilómetros (a poco más de 13 kilómetros por hora). En la promoción ganó Francisco Puertas.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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