Una 'pezqueñina' con garra
NOMBRE: Carmen Collado Suárez.NACIDA EN: Valencia.
EDAD: 17 años.
ESTATURA: 1.60.
PESO: 49 kilos.
ESPECIALIDAD: Braza.
EXPERIENCIA OLÍMPICA: Debuta en estos juegos.
OBJETIVO: Un buen puesto para el relevo español.
PALMARÉS: Tercera en los Campeonatos de España; dos Europeos Júnior.
En los deportes individuales, la gloria compartida no es algo a lo que se le dé mucha importancia. Pero la tiene. Uno de los grandes hitos de la natación española, por ejemplo, fue la medalla de bronce que consiguió el relevo femenino de 4x100 metros estilos en los Campeonatos de Europa de Viena de 1995, primer podio de la selección española por equipos.El éxito en los relevos es fundamental sobre todo para comprobar la buena salud general de un deporte en un país: más allá de que existan estrellas individuales, tener un relevo clasificado para unos Juegos Olímpicos significa que se ha llegado a un buen nivel internacional en esa disciplina deportiva.
Carmen Collado, malagueña de 17 años, ha logrado una plaza en el equipo español para nadar los relevos de estilos a pesar de que por su juventud aún no ha alcanzado su máximo nivel en las pruebas individuales. Su mejor marca personal en los 100 metros braza (1.12.77), no le permitió clasificarse para las pruebas individuales, donde se exigían casi dos segundos menos para estar en Sydney.
Sin embargo, ese registro ha sido la mejor marca española del año en la prueba, y ha permitido al director técnico de la Federación Española de Natación, Luis Villanueva, contar con ella para el relevo de 4x100 metros estilos, una de las más bellas pruebas por equipos en natación.
Carmen, que parece aún una niña -cumplió los 17 años el pasado 29 de julio-, asume su participación en Sydney como un premio y un aliciente para seguir adelante. "La natación es un deporte muy duro. Algunas veces incluso he llorado en los entrenamientos", confiesa con una sonrisa tímida.
Entre los propios nadadores, los especialistas en braza están considerados como una casta especial: es el estilo más lento y técnicamente el más difícil. Claro, que su entrenador de toda la vida, Javier Casademont, del Club Cerrado de Calderón de Málaga, lo domina a la perfección y está entre los entrenadores españoles que más bracistas de calidad ha sacado. Entre otras cosas, domina el estilo porque él mismo fue un gran bracista en su época de nadador. Pero entonces Carmen aún era demasiado pequeña para interesarse por ningún deporte.
Su primer contacto con la natación lo tuvo en el colegio. "Empecé a nadar muy pequeñita, en cursillos, y a los 11 años me metí en el equipo del Cerrado", explica. Pronto empezó a ver buenos resultados. Fue finalista en los Campeonatos de Europa Júnior en 1998 y 1999, tercera en los Campeonatos de España absolutos el pasado invierno y ahora se convertirá en la nadadora más joven del equipo español.
Su afición al deporte fue bien vista por sus padres, médico y farmacéutica, aunque su hermana pequeña se decantó por otra actividad: el ballet. "Nunca le tiró demasiado esto", ríe Carmen. A ella, en cambio, sí le compensa el mínimo de cuatro horas diarias que dedica a sus entrenamientos, aunque le quiten tiempo para sus otras aficiones de adolescente.
"Me gusta salir, escuchar música, jugar a la Play Station, conectarme a Internet y enviar mensajes con el móvil", recita con mirada traviesa. Pero también lo pasa bien en la piscina. Y en Sydney, sueña con encontrarse con la nadadora a la que más admira, la extraordinaria bracista húngara Agnes Kovacs, tres años mayor que ella.
Para el futuro sus planes son múltiples, pero distingue bien entre deporte y estudios. En lo primero, aspira a "quedar primera en los Campeonatos de España [que desde hace dos años están abiertos a la participación de nadadores de otros países] y triunfar en Europa". En los estudios, el año que viene abordará el COU y tratará de sacar nota para estudiar Fisioterapia o Medicina del Deporte. "Me viene de familia", bromea.
Pero ahora todos sus pensamientos se centran en Sydney y la nadadora asegura que le hace "muchísima ilusión" nadar los relevos para la selección española. Se siente segura de sí misma y capaz de dar lo mejor. "Hasta ahora he conseguido hacer buenas marcas y si no te crees capaz de eso, es difícil que te salga algo", dice. Termina la entrevista y Carmen se aleja bromeando con los compañeros, con la espalda morena cruzada por marcas blancas de los bañadores que usa para entrenar. Lleva el paso seguro y la cabeza alta. Pequeña, pero con garra.
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