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El equipo se suma a la fiesta con un arranque prometedor

Al Barça le bastó media hora de fútbol para adjudicarse el Gamper

Ramon Besa

Nuevos tiempos corren por el Camp Nou. Tal que el Barça fuera un club recién nacido. Hay una renovada solidaridad, un empeño colectivo en que el equipo funcione, sin atender a personalismos, como si el esfuerzo de cada uno resultara indispensable para el bien de todos. El mal tiempo ha escampado, Nostradamus y todos los demonios dejaron de aventurar el fin del mundo y se impone un expreso deseo de que el mañana ha de ser por fuerza mejor que el ayer. La sensación es que las cosas serán como serán, no porque lo diga nadie, sino porque así es el fútbol, de manera que se impone una cierta naturalidad frente a un pánico ya olvidado. La gent culé se ha destensado y los jugadores no son ajenos a la flexibilización de la grada y a la magnanimidad del palco. El clima social abona la indulgencia para con un equipo que anda con ganas de agradar y que es tan nuevo como la junta. Hay que darle contenido.Rivaldo es en la cancha lo que Gaspart en el palco. El amo. El entrenador le ha dado campo y pelota, y Rivaldo se siente tan feliz como un crío. Va y viene por donde quiere, le pega cuando le da la gana y continúa lanzando los penaltis. El ídolo, sin embargo, será Gerard. La hinchada le ha tomado cariño porque le siente suyo, y simboliza el futuro prometedor de la entidad como si estuviera escrito que el Barça llegará hasta donde alcance Gerard, poderoso ante portería como mostró en el segundo gol. Y habrá que seguir contando, claro está, con el capitán, porque Guardiola es la esencia del equipo y del club, punto de encuentro de generaciones, de saber futbolístico.

BARCELONA 2 PSV EINDHOVEN 1

Barcelona: Dutruel; Puyol (Reiziger, m.46), Frank De Boer, Sergi; Guardiola (Xavi, m.59), Cocu (Petit, m.46); Simão, Gerard (Alfonso, m.58), Overmars (Zenden, m.70); Rivaldo y Kluivert (Dani, m.46).PSV Eindhoven: Waterreus (Kralj, m.46); Lucius (V. der Doelen, m.66), Ooijer (Dirkx, m.63), Hofland, Vogel (Fuchs, m.83), V. der Weerden; Van Bommel, Bouma, Bruggink (Iwan, m.57); Kolkka (Rommedhal, m.46) y Claudio. Goles: 1-0. M.14. Rivaldo, de penalti. 2-0. M.25. Centro de Guardiola que remata de cabeza Gerard. 2-1. M.32. Claudio aprovecha un rechace de Frank De Boer. Árbitro: Mejuto González. Mostró tarjeta amarilla a Ooijer y Lucius. Camp Nou. Unos 45.000 espectadores. El Barça se adjudica el trofeo Joan Gamper.

Guardiola, Gerard y Rivaldo marcaron anoche la línea de vida del grupo de Serra Ferrer, que prescindió propiamente del segundo delantero (Dani) para acomodar al brasileño, que se dejó caer con reiteración hasta la línea de medios para descargar a las bandas y conectar con Kluivert con un buen surtido de gestos técnicos. Tuvo el Barcelona más llegada que presencia ofensiva. Ha perdido juego de posición, rigor táctico si se quiere, y a cambio ganó espontaneidad, libertad, humanidad. Parece un equipo menos atrevido y más convencional sin haber perdido encanto, aunque habrá que probarlo frente a equipos más trabajados y contundentes que el PSV Eindhoven.

Hoy en el Camp Nou están en proceso de revisión conceptos que parecían ya institucionalizados como el de medio centro. Juega el Barça con un doble pivote, uno ofensivo (Guardiola) y otro defensivo (Cocu); ha retrasado los extremos (Simão y Overmars), que en lugar de alargar el campo lo ensanchan; defiende con una línea de tres con Frank de Boer como cierre; mantiene a un punta fijo (Kluivert); Gerard está para enganchar; y queda Rivaldo, que sumará o descontará en función de la pizarra. Quiso actuar de 10, respondiendo a la zamarra que lleva desde ayer, la misma que en Brasil, y ofreció un buen surtido de lanzamientos desde la línea de tres cuartos; hubo un par de controles de Kluivert; una preciosa llegada de Gerard; algún que otro toque y una asistencia de Guardiola, y un notable interés por parte de Simão en ofrecerse y centrar bien, cosa que hizo más que Overmars y que, consecuentemente, habla del poco tono competitivo que tuvo la confrontación.

El PSV aplaudió, como invitado que era, el quehacer azulgrana, presidido por las buenas transiciones y un juego dinámico. Llenó bien la cancha el Barça y llegó mejor al campo contrario. Fue una primera impresión, benigna si se quiere ante el juego mecánico del curso pasado, pero que pareció aceptable por plástica más que por consistente, pues faltó organización, continuidad y un plan de juego válido para cualquier momento del choque. Estuvo el Barça, eso sí, más suelto hasta que le abandonaron las fuerzas y se entregró al bochorno. Ya fuere por el calor, el cansancio o los cambios, el segundo tramo del choque fue tan tortuoso como plácido resultó el primero, así que el debut de Alfonso o la entrada en escena de Dutruel quedaron en un segundo plano. Hay futbolistas, pero ahora falta el fútbol. Anoche, al fin y al cabo, nadie pedía la luna. Únicamente se exigía una buena declaración de intenciones, y el equipo estuvo en la línea de la junta y de la afición.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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