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Tiger Woods reescribe la historia del golf

A sus 24 años es el jugador más joven en sumar cinco torneos del Grand Slam

"Es mejor jugador de lo que yo nunca haya sido. No creo que jamás haya visto a nadie hacer lo que él hace con tanta suficiencia. Ni siquiera parece que tenga que emplearse al límite de sus posibilidades". El mítico Jack Nicklaus en persona, el mejor jugador en la historia, el dueño del más brillante y nutrido palmarés del golf mundial, renuncia a sus galones apabullado por la voracidad de Tiger Woods, sufrido pero esperado ganador del último Grand Slam del año.Tras un alocado desempate de tres hoyos que ganó por un golpe frente al sorprendente Bob May (ambos habían terminado con 270 golpes, 18 por debajo del par), Woods se adjudicó la madrugada del lunes el Torneo de la PGA. Es la tercera victoria de El Tigre este año en un Grand Slam, una gesta inédita desde que el estadounidense Ben Hogan la lograra en 1953.

Woods engorda su leyenda y, de paso, acumula unos cuantos registros más en los libros de récords. Unos libros que, a este ritmo, se van a convertir en sus autobiografías. El jugador más joven, con 24 años y 7 meses, en sumar cinco torneos del Grand Slam, por los 26 años y 2 meses con que lo consiguió Nicklaus en 1966. El primero que gana cuatro de los cinco últimos disputados (PGA, en 1999; y Abierto de EE UU, Británico y PGA, en 2000). El primero, desde Denny Shute, en 1937, que gana dos Torneos de la PGA consecutivos. El primero que supera los 18 millones de dólares en premios a lo largo de su carrera (más de 3.300 millones de pesetas)...

Es, no obstante, otro de sus récords el que da la auténtica medida de esa suficiencia con la que Woods domina el golf mundial de la que habla Nicklaus. Sin terminar su cuarta temporada como profesional, Woods es el golfista que menos golpes ha empleado en ganar los cuatro grandes: 19 bajo par en el Abierto Británico; 18 en el Masters y en el PGA del pasado domingo; y 12 en el Abierto de EE UU. Además ha logrado todos sus grandes títulos, salvo el último, con ventajas siderales sobre el segundo. A Woods sólo la historia le sirve de rival. Por eso, ya en 1997, tras ganar el Masters, su primer grande, reconoció que su gran sueño sería un mano a mano con Ben Hogan. Pero Hogan murió dos meses después.

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