El coche abandonado en Huesca con 100 kilos de explosivos estaba listo para un atentado inmediato
El Renault 19 con matrícula falsa de Barcelona que explosionó la Guardia Civil el pasado martes en la carretera N-230, en la provincia de Huesca, era un coche bomba listo para estallar, no un mero transporte de explosivos. Expertos en la lucha antiterrorista aseguraron ayer que su carga, 100 kilos de cloratita, podría haber destruido un edificio de cuatro plantas.El vehículo, robado en Francia hace un mes según Vasco Press, sufrió una avería y fue abandonado en el arcén de la carretera el lunes. Los artificieros lograron abrir sus puertas, pero no tener acceso a su maletero: su conductora había quitado el seguro a los detonadores. Por tanto, optaron por explosionarlo el martes por la mañana. En las horas siguientes a la detonación, que produjo un socavón, la carretera volvió a abrirse al tráfico. Aún no se ha averiguado el destino del coche bomba. Barcelona es la principal hipótesis por ser de allí la matrícula duplicada.
El Ministerio del Interior asumió ayer el error de la difusión de una de las fotos publicadas por El Heraldo de Aragón, el martes, con identidades de supuestos etarras. Una es de Mikel Leiza, quien aseguraba ayer, en una entrevista en el diario Gara, que "se había quedado flipado" y que estaba trabajando en un bar de Rentería (Guipúzcoa), de donde es natural, el día que la policía le situaba deambulando por Zaragoza con otros dos etarras. Interior explicó que su foto es "una de las muchas" que se manejan en las investigaciones, pero que no hay razones concluyentes que justificaran su publicación, al contrario que en otros casos contrastados.
Por su parte, el Ejecutivo aragonés, socialista, ha expresado en los dos últimos días su malestar por la falta de información que la Delegación del Gobierno -su titular, Eduardo Ameijide, está de vacaciones- ha proporcionado respecto a las actividades de ETA en la región, que en ocasiones afectaban a sus miembros e instalaciones, como se comprobó con el material incautado a los etarras David Pla y Aitor Lorente el 27 de julio en Zaragoza.
