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La alternativa Redolat

Santiago Segurola

Ahora que el mediofondo europeo atraviesa una crisis considerable, los atletas españoles se empeñan en llevar la contraria a los pesimistas. José Antonio Redolat, un valenciano de 24 años, ha ingresado en un territorio que le permite disputar un puesto en el equipo olímpico a Reyes Estévez, Fermín Cacho y Andrés Díaz en el 1.500, la prueba fetiche del atletismo español. Parecía impensable que nadie se atreviera a amenazar al tercero, cuarto y quinto de los Mundiales de Sevilla. Pero con un bocado de cuatro segundos a su mejor marca personal, Redolat tiene todo el derecho a pensar que son ellos los que tienen que superarle si quieren asegurarse una plaza en Sydney. Con el registro que obtuvo en Roma (3.31.48 minutos), es el mejor europeo del año y figura en el cuarto puesto de la lista mundial. En las próximas semanas pretende explorar nuevos límites, quizá la barrera de 3.30 minutos, aunque su prudencia le impide lanzar pronósticos arriesgados. Sólo Fermín Cacho ha traspasado esa frontera entre los españoles y no es cuestión de forzar los acontecimientos para un atleta que siempre se ha movido a la sombra de las estrellas. Pero también siente que está viviendo un año mágico y que tiene la posibilidad de instalarse entre las estrellas del mediofondo.Su entrenador, Andrés Mayordomo -fondista en la época de los Haro y Arizmendi-, considera que en la progresión de Redolat influyen numerosos factores. El primero de todos es el estado de salud del atleta. En los años anteriores, los resultados de los análisis de sangre llevaban al desconcierto. Pocos hematocritos, bajo nivel de hemoglobina, pobre cantidad de hierro, una cadena desesperante. "Cuando corrió en 3.35 el año pasado, me dio qué pensar. Hizo esa marca con 38 de hematocrito y 3,9 millones de glóbulos rojos. ¡Cómo era posible que un hombre al borde de la anemia pudiera hacer esa marca!". La respuesta la encontraron en algunas de sus costumbres en la alimentación. "Apenas probaba las legumbres, la verdura y la fruta. Teníamos que modificar esos hábitos", dice Mayordomo, que entró en contacto con un dietista. El cambio ha sido radical. Redolat se ajusta en los últimos meses a un plan estricto del que no se aparta un centímetro. Los análisis ofrecen en estos momentos una lectura bastante más satisfactoria, y el resultado se aprecia en la pista.

La relación de Redolat y Mayordomo viene de antiguo. El entrenador programaba pruebas para niños en un colegio de Valencia cuando observó a un mocoso de ocho años que tenía soltura para correr. "Le vi posibilidades, por más que nunca fuera el primero del ranking en las categorías inferiores". A Redolat le venía de familia su afición al deporte. "Mi padre llegó a jugar en Tercera División con el Levante y estaba encantado de que practicara el atletismo", dice Redolat, ferviente hincha del Valencia y admirador de Gaizka Mendieta, cuya primera afición fue el atletismo. "Me han dicho que fue campeón de España infantil de 1.500 metros obstáculos, quizá por eso es mi ídolo".

El otro ídolo ha sido Fermín Cacho. Recuerda muy bien la noche en que ganó la final de 1.500 en los Juegos de Barcelona. "Estaba en casa con mis amigos, todos alrededor de la tele. Cuando cambió de ritmo a falta de 300 metros, empezamos a gritar porque sabíamos que iba a ganar". Aquella carrera tuvo un efecto decisivo sobre las intenciones de Redolat. Quería hacerse un nombre como mediofondista. Le costó. Durante toda su trayectoria se ha visto tapado por Reyes Estévez, el rey de su generación. Cuando Estévez fue campeón de Europa junior, pocos repararon en el segundo puesto de Redolat. Sus marcas casi siempre han estado cuatro o cinco segundos por encima de las obtenidas por Estévez, mediofondista precoz, sin duda el sucesor de Cacho.

Las distancias entre los dos se han acortado radicalmente este año. El mejor registro personal de Estévez es de 3m30,57s. Redolat, que llegaba a esta temporada con 3.35, bajó en Roma hasta 3.31,48. Es decir, se encuentra a menos de un segundo de un atleta que figura en todos los pronósticos para alcanzar una medalla en Sydney. ¿Por qué no puede soñar Redolat? Al fin y al cabo, en Roma fue tercero por detrás de Ngeny y Lagat... "No esperaba conseguir esa marca. Pensaba situarme en torno a 3.33 minutos. Me sentía bien, pero no para tanto". El caso es que en Roma salió con prudencia -"ya se sabe que los kenianos ponen un ritmo de locos y te pueden asfixiar"- y le pareció bastante natural que le adelantaran el ruso Shabunin y el canadiense Sullivan a falta de 500 metros. "Pero luego me di cuenta que me sobraban fuerza y me fui hacia delante. Comencé a pasarles. Yo flipaba cada vez que superaba a uno".

Redolat, que dispone de unas proporciones perfectas como mediofondista (1,81 metros y 66 kilos), añade que todo tiene que ver con la confianza, con el estado de madurez que ha alcanzado después de vencer en los últimos Campeonatos de Europa en pista cubierta y de superar al portugués Rui Silva en la Copa de Europa. Silva es un rival temible en las pruebas tácticas, cuando se corre a un ritmo de 3.34 a 3.38, el tipo de carrera que también prefiere Redolat, famoso por su punta de velocidad en los últimos 300 metros.

Con su marca de Roma sabe que está en condiciones de medirse con los mejores, con sus victorias durante la temporada ha ganado la confianza que le había faltado en los últimos años, con las satisfactorias pruebas analíticas tiene la seguridad de que no está expuesto a un desfondamiento. Todas las condiciones están puestas para dar el gran salto, para ganarse un puesto en el equipo olímpico, lo que parecía impensable a la vista del desafío que suponía la presencia de Estévez, Cacho y Andrés Díaz. "Nosotros ya hemos hecho lo que teníamos que hacer. Ahora les toca correr a ellos", dice su entrenador. Por si acaso, Redolat ya tiene en la cabeza el Campeonato de España, donde quizás se decida el equipo. "Va a ser impresionante. Yo tengo más confianza que nunca en mis posibilidades. Me gustaría que la carrera saliera vivita, pero no loca, para poder cambiar al final". Si eso ocurre, será difícil desbancar a la última estrella del mediofondo español.

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