Sergio García arranca fuerte
El español se encuentra a un golpe de Woods y a dos del líder, Els
El suráfricano Ernie Els hizo el mejor recorrido del primer día del Open Británico en Saint Andrews -un seis bajo par (66 golpes)-, pero Tiger Woods jugó con el control casi robótico que todo el mundo esperaba de él, y seguía en condición de favorito para ganar el torneo, tras un impecable 67 que le colocó en el segundo puesto. Sergio García, más brillante que Woods pero también más susceptible al error humano, acabó a un solo golpe del americano, con 68, y con buenas posibilidades todavía de ganar en un campo que le gusta y cuyos secretos conoce bien.Pero José María Olazábal, con 72, y Miguel Angel Jiménez (73) van a tener que producir algo muy especial en los tres recorridos para vencer a Woods y a Els. Porque si bien Woods es el número uno indiscutido del mundo, Els es el número dos. El gigante de Johanesburgo, el jugador más relajado y con el swing más bello que hay -"como mantequilla", dicen los comentaristas de la BBC-, quedó segundo tanto en el Masters de Augusta como en el Open de los Estados Unidos en Pebble Beach. Si hoy, mañana y el domingo sigue jugando como lo hizo ayer, podría llevarse el tercer, y ampliamente merecido, Grand Slam de su carrera.
Woods no hizo ni un bogey en un día en que todos los demás jugadores, incluso Els, pasaron momentos complicados. Los primeros ocho hoyos de Woods los hizo al par del campo, pero tras un birdie en el nueve despegó como uno de los cazadores Tornado de la RAF (Fuerza Aérea Real) que sobrevolaban el campo toda la mañana de ayer a velocidades en exceso de 1.600 kilómetros por hora. Hizo cuatro birdies más, dos de los cuales se escaparon de convertirse en eagles por cuestión de milímetros.
Siempre se habla de "la fuerza mental" de Woods. Lo que se vio ayer una vez más, concretamente en el hoyo siete, fue su desesperación por ganar, por lograr la perfección. Su segundo lanzamiento cayó en el green, pero más lejos del hoyo de lo deseado. Woods, irritadísimo consigo mismo, tiró su palo al suelo, como si hubiese fallado un putt de medio metro.
García, en cambio, casi no dejó de sonreir en todo el día, a pesar de haber hecho dos bogeys. Uno de ellos, eso sí, fue el mejor bogey visto en Saint Andrews en mucho tiempo. El cinco que hizo en el hoyo 13 (un par cuatro) fue milagroso. Su drive del tee acabó en uno de los temibles bunkers de que tanto se quejaban algunos jugadores antes de comenzar el torneo. La bola acabó al pie del talud -más bien un acantilado- y sacarla para adelante resultaba imposible, aún para un jugador con el talento extraordinario del joven español. "Increíble", exclamó Sergio en inglés. Tuvo que lanzarla para atrás y, aunque la bola salió a la calle, su tercer golpe entró en otro bunker, al borde del green. Si lograba acabar con menos de siete golpes, parecía, sería toda una hazaña. Pero no. Su lanzamiento del bunker estuvo magistral y el putt de metro y medio que le quedaba lo metió en el centro del hoyo. Tenía cinco hoyos por delante y estaba a uno bajo par. Nadie en el golf profesional es tan capaz de generar espectáculo. Tras el bogey en el 13 hizo un eagle en el hoyo más largo de Saint Andrews, el 14. Sus primeros dos golpes cubrieron una distancia de casi 550 metros y el tercero fue un chip descomunal desde fuera del green. En el 17 -el par cuatro más dificil del campo- y, muchos dicen, del mundo, su tercer golpe fue un putt de unos 40 metros. La bola entró en el hoyo pero la había pegado con tanta fuerza que salió. Y en el 18 lanzó su segundo golpe, que la gran mayoría de los jugadores habían lanzado mal a un metro del hoyo, para acabar el recorrido con un triunfal birdie.
Se le preguntó más tarde si, tras haber quedado último en el Open Británico del año pasado (+ 18 hizo el primer día), sentía que podía ganar en Saint Andrews. Sonrió y dijo, "Pues sería un récord bastante especial, del último al primero en un año".
Lo que está claro es que el que gane será el que mejor haga los putts. Lo más llamativo del campo de golf más mítico que hay en la tierra es el tamaño de los greens. Siete de ellos los comparten dos hoyos diferentes. Un putt de 40 metros no es inusual. Como tampoco lo es que desde esa distancia los jugadores necesiten tres golpes para llegar al hoyo. Porque los greens no sólo son enormes, sino que casi todos son como pequeñas cordilleras. El green del primer hoyo es conocido por un nombre muy apropiado. Las Himalayas.
Lo más curioso de Saint Andrews, por otro lado, es que casi no hay rough. Las calles, porque también se comparten con otros hoyos, son anchas como autopistas. Los obstáculos los presentan los monstruosos bunkers que inspiran terror en los jugadores y, en mucho casos, los llevan a la catástrofe.
Mark Calchavecchia, ganador de un Open Británico, necesitó tres golpes para salir del más temido de todos, el que protege el hoyo 17. La peor víctima de los bunkers de Saint Andrews fue Paul Lawrie, el escocés que ganó el Open en Carnoustie el año pasado. Hizo un recorrido de 78 golpes y difícilmente pasará al corte el sábado. Puede que quede último. Lo que podría ser un buen augurio para Sergio García, para que su pronóstico se cumpla.
Resultados: 1º. Ernie Els (Suráfrica), con 66 golpes. 2º. Tiger Woods (EE UU) y Steve Flesch (EE UU), con 67. 4º, Ian Garbutt (Gran Bretaña), Dennis Paulson (EE UU), Shigeki Maruyama (Japón), Tom Lehman (EE UU), Scott Dunlap (EE UU), Padraig Harrington (Irlanda) y Sergio García (España), con 68. (...) Lee Weswood (Gran Bretaña), Nick Faldo (Gran Bretaña), Vijay Singh (Fiyi), con 70, Colin Montgomerie, con 71, y José María Olazábal (España), 72; Miguel Ángel Jiménez (España), 73; Severiano Ballesteros (España), 78.
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