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EUROCOPA 2000

Muchos goles, pero ninguno para la posteridad

El promedio de tantos, de 2,74 por partido, es el más alto de los últimos 24 años

Francia selló con dos zurdazos la Eurocopa más goleadora de los últimos 24 años. Abundantes y de todos los colores han caído los tantos en Bélgica y Holanda: 85, con un promedio de 2,74 goles por partido, muy superior al 1,9 de la anterior cita en Inglaterra y tan sólo por debajo de Yugoslavia 76, cuando la media fue escandalosa: 4,75 por encuentro.Ha habido de todo. El gol más temprano (el de Scholes ante Portugal, m. 3) y el más trasnochador (el de Zidane ante Portugal en el 115); el más confuso (el que le atribuyeron a Kluivert cuando en realidad lo metió el yugoslavo Govedarica); el más agónico (el de Alfonso que clasificó a España para cuartos en el minuto 94); el más afortunado (el del sueco Mjällby, que agradeció el pase del meta belga De Wilde); y ¿el más bello? (aquí la lista es larga: el vertiginoso de Kluivert a Francia: recorta en el pico del área y dispara cruzado; el de Larsson a Italia tras su primoroso regate; el de Munitis a Yugoslavia; la enroscada falta de Zidane a Cañizares; el pelotazo de Figo a Seaman ... Ninguno, sin embargo, para la posteridad. No hay la unanimidad que hubo, por ejemplo, en el Mundial de México (el de Maradona a Inglaterra) o en la Eurocopa de Alemania 88 (la volea de Van Basten).

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La militarización de la anterior Eurocopa ha sido superada por gente como Kluivert (cinco tantos), Milosevic (5), Nuno Gomes (4), Henry, Conceiçao y Zahovic (3), que han dado rienda suelta a sus instintos goleadores. Y, sin embargo, Italia ha estado a punto de abrazar la gloria con un equipo incapaz de promediar dos goles por encuentro -se ha quedado en 1,6-, por debajo de seis equipos:Holanda, Francia, Portugal, Yugoslavia, España e Inglaterra.

Los diestros han mantenido en Bélgica y Holanda su preponderancia. De los 85 tantos, 42 llegaron de remates con la derecha, 28 con la izquierda y 15 con la cabeza. 42 goles se produjeron con remates al primer toque, un número altísimo. Ha habido 44 dianas procedentes de jugada colectiva y 10 de acción individual. 13 provinieron de disparos desde fuera del área, 17 desde el área pequeña y 53 del área grande. Tan sólo dos de falta directa (no hay buenos lanzadores) y siete de penalti. Tampoco al córner se le sacó partido: dos veces.

Salvo en el Suecia-Turquía, el Eslovenia-Noruega y el Italia-Holanda, el gol se presentó en los 31 enfrentamientos restantes. En algunos casos de manera escandalosa. Allí donde se metió Yugoslavia el hocico, llovían los goles, a favor y en contra: perdió 6-1 frente a Holanda, empató a tres con Eslovenia, cayó por 4-3 ante España y le ganó 1-0 a Noruega.

Francia también estuvo a la cabeza de los goles. Resultó en este aspecto un conjunto muy de derechas. De sus 13 tantos, 10 fueron marcados con la pierna diestra, otro llegó con la testa de Dugarry aunque, curiosamente, esta estadística se fue al garete a última hora. En el último minuto de la final, Wiltord batió con un zurdazo seco a Toldo. Y un poco más tarde, en la prórroga, Trezeguet marcó con otro estupendo disparo con la izquierda. Holanda se dejó en casa al bombardero Hasselbaink por exceso de delanteros. Efectivamente. Ha sido con Francia la selección más goleadora, con 13 tantos: siete con el pie derecho y seis con el izquierdo. Sólo se secó al final, pero más que su culpa fue la de Toldo, que lo paró todo. Holanda no marcó ningún gol de cabeza, lo que certifica la debilidad cabeceadora de sus dos delanteros (Kluivert y Bergkamp). La selección de Rijkaard, además, confirmó su fútbol combinativo con la mayor cuota de jugadas colectivas que acabaron en las redes: siete.

Portugal ha tenido una cabeza privilegiada. No sólo por sus grandes pensadores -Rui Costa y Luis Figo-, sino porque han marcado cuatro de sus 10 goles en remates de cabeza: el de Joao Pinto ante Inglaterra tras un pase enroscado de Rui Costa desde la derecha es de una plasticidad extraordinaria (su cuerpo hace un escorzo en el aire a fin de conectar un cabezazo muy ajustado y cruzado). El hat trick de Conceiçao ante Alemania y el de Kluivert ante Yugoslavia los ubican con ilustres antecesores como Dieter Müller, Klaus Allofs, Platini y Van Basten, que marcaron antes tres tantos en un partido de la Eurocopa. Conceiçao se cargó de un plumazo gran parte del prestigio del meta alemán Kahn.

España, por su parte, fue sorprendentemente zurda (anotó con esa pierna cuatro de sus siete goles), y nada cabeceadora. Lo primero puede interpretarse por la presencia de Raúl (uno), la aparición de Munitis (ese sutil disparo colocado que se marchó a la escuadra) y la querencia a utilizar la izquierda de un diestro (Alfonso en sus dos goles).

Las pifias de los porteros dieron pábulo a que le marcara Iversen a Molina (ese cabezazo desde cerca de la línea del área grande), Mjällby a De Wilde, Sükür a De Wilde (ese salto tan tímido del portero belga, superado por el espigado delantero turco), Conceiçao a Kahn y Henry a la República Checa tras aprovechar un regalo del defensa Gabriel. Nadie como Zahovic, por último, ha tenido tanta incidencia en los goles de su equipo. Marcó tres y pasó el cuarto a Pavlin. Pesó más incluso que el corpulento Milosevic, con cinco de las ocho dianas de Yugoslavia.

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