Mejunje triunfador

Maná Poble Espanyol. Barcelona, 27 de junio.Hasta los topes. El Grec estrenó el Poble Espanyol y hubo personas que se quedaron en la puerta con ganas de adquirir su entrada. La reventa se frotaba las manos, las colas se alargaban hasta lo indecible y en la de invitados se escuchaban las más dispares excusas en busca de la acreditación esquiva. "Oiga", le decía al portero una señora con pinta de no decir mentiras más allá de lo necesario, "que debo estar en la lista de Frigo". El portero transmitía por walkie el mensaje a la supervisora, a todo esto 20 pasos por detrás de él, y ella balanceaba la cabeza en señal de disconformidad. "Oiga", insistía la dama, "que sí, que trabajo para esa empresa que hace helados, ¿no la conoce?". Por mí como si le haces las túnicas al Dalai Lama, parecía pensar el impávido usuario del walkie, sin duda curtido en mil y una colas. Una situación, una de las muchas propias de los conciertos exitosos. El primero del Grec en el Poble Espanyol lo fue.

No es para menos. Un millón de discos vendidos en España en el margen de un año y pocos meses dan hasta que para alguien se intente colar argumentando que es el primo de Carlos Santana, a la sazón interesado en firmar un contrato para que la música de Maná suene en los bingos de Almería. Porque a Maná ya sólo le falta sonar allí, si es que todavía no lo hace.

La verdad es que parece difícil suponer que el cuarteto mexicano no ha sonado en algún lugar. Piénsese que el pasado mes de noviembre programó su visita a Barcelona en Zeleste, local que hubo de ser desechado en favor del Vall d'Hebron debido a la demanda de localidades. Apenas medio año después han repetido, visita llenando el Poble Espanyol, como plato fuerte del festival de verano de Barcelona.

Los porqués del triunfo de Maná parecen tan obvios que aparentan mentira. De entrada, se venden formando parte del paquete del rock latino, aunque hacen pop en castellano. Se supone que para marcar diferencias, en lugar de consagrar sus letras a naderías aptas para el consumo estival, Maná se marca textos concienciados (ecología, Chiapas, lucha contra la pobreza) que prestigian sus melodías de radiofórmula. Además, planifican con meticulosa rigurosidad su carrera artística, son profesionales hasta el empalago y el batería hace muchas monerías cuando está en el escenario. ¡Ah!, y como cantan en castellano, todo el mundo se entera de que las almas de Maná se preocupan por el deterioro del mundo, que ya se sabe que es cada día más feo.

Si todo este mejunje políticamente correcto se adoba con el sonido de Police -bien, de la copia tardía de Police para ser más exactos-, toques que denoten raíz exótica -mexicana en su caso-, apuntes de conciencia latina -véase la versión de Rubén Blades-, exhibición de la camiseta del Barça -¿cuál se pondrán en Sevilla?- y juegos de palabras que denotan las diferencias entre el castellano de México, en el que colita es el culo, y el de aquí, en el que colita es otra cosita, se entenderá el éxito de este cuarteto.

En fin, sonido de hace 20 años con una actitud contemporánea. Estupendo, pues, el estreno del Grec musical.