El Espai 13 de la Fundación Miró se abre a proyectos de jóvenes artistas

El ciclo de exposiciones Un oasis en el desierto azul , en el que han participado esta temporada en el Espai 13 de la Fundación Miró artistas de origen puertorriqueño, ha generado debate. Los temas del cruce de culturas, de la convivencia de lo privado y lo público, de la metrópolis y la periferia, han sido analizados mediante la mirada de jóvenes creadores caribeños. Para que el trabajo exhibido produjera nuevos elementos de reflexión, desde la Miró se lanzó una convocatoria a toda la joven comunidad artística para que recogieran en proyectos de instalaciones sus sugerencias.

A la convocatoria de Espai Obert se presentaron 50 proyectos de los que han sido seleccionados 16, que hasta el 23 de julio podrán contemplarse en el Espai 13. Estos proyectos podrían ser el germen de nuevas intervenciones en este espacio de apuesta joven y alternativa de la Fundación Miró.Margarida Andreu ha presentado un fragmento parcial de lo que sería una gran instalación en el mismo espacio. Se trata de una pieza en la que se ironiza sobre la gran saturación de información que recibimos. Andreu ha colocado en una superficie transparente las imágenes de fotografías. El hecho que el lado donde se hallan las imágenes esté colocado en sentido opuesto a la mirada del espectador diluye esa rotundidad con la que nos golpean los mensajes mediáticos y publicitarios.

La privacidad del lavabo

Sònia Marco ha realizado un trabajo fotográfico en el que se conprueba cómo los lavabos públicos son un reducto de privacidad con respecto al exterior, pero a la vez un espacio en el que se permite una cierta renuncia a la intimidad.

Enric Servera ha fotografiado rastros dejados de manera natural en la arena como si se tratara del plano de un ciclo vital. Arturo Martín propone crear un mar artificial a partir de la simulación con pequeños recipientes con líquido azul y fotocopias. La poética de la realidad del mestizaje está presente en este proyecto.

La mexicana Cecilia Hurtado ha manipulado mediante fragmentos de fotografías una serie de antiguos grabados eróticos orientales. Júlia Rivera y Juan Carlos Bracho han presentado un singular proyecto de intervención en el espacio, y Alberto Baraya plantea, de manera docta y lúdica a la vez, el permanente debate sobre la identidad en Colombia, su país.

Esteve Subirà, por su parte, ha intentado, con una intervención minimalista, dotar de una fuerte entidad a las paredes del Espai 13. También exhiben sus trabajos Josep Güell, que ha instalado una webcam que transmite imágenes del espacio a diversos museos de todo el mundo; Ángela Bonadies, que presenta una secuencia de fotografías, y Juan G. Gámez, que muestra la maqueta de una instalación de rotunda alegoría a Puertorrico.

Otros artistas son Ramón Guimaraes, que ha silueteado el perfil de diferentes personas en la pared; Raúl Hévia, con una pequeña instalación con botellas que contienen fotografías; Raquel Tàpia y Olga Tarragó, con una instalación con fotografías y sonido; Lada Sega, que ha construido un pequeño muro con latas, y Patric Tato Witting, que mezcla la acidez y la ironía con la reproducción de un locutorio telefónico destinado a los inmigrantes extracomunitarios.