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EUROCOPA 2000La jornada de ayer

Italia explota su fútbol raquítico

Los italianos ganan a Bélgica y estarán en cuartos si Suecia no gana hoy a Turquía

José Sámano

A pelotazo limpio y tras toda una noche tapada hasta las cejas, la selección italiana se asomó ayer de forma virtual a los cuartos de final. Sólo una victoria de Suecia frente a Turquía en su partido de hoy complicaría levemente la clasificación del raquítico equipo de Dino Zoff, que limita toda su apuesta a un fútbol físico y siderúrgico que de momento ha sabido rentabilizar con enorme acierto. Le falta calidad y explota lo que tiene: pillería y mucho plomo. En Bruselas, como en su estreno frente a los turcos, no dejó otra huella. Es un hueso para cualquiera, con recursos para negociar los resultados ante equipos de dudosa talla, pero con los apaños justos para aventuras de mayor envergadura. Al menos por lo exhibido hasta la fecha.El planteamiento de los italianos es ciertamente retorcido. Como no tienen centrocampistas de calidad en todo el calcio han decidido poner una línea de cinco. Y como abundan los buenos delanteros, pues sólo dan carrete a dos. La realidad muestra que por más que Italia eche leña al centro del campo la falta de calidad es evidente. Nadie construye lo más mínimo. La pelota jamás coge la dirección adecuada, su circulación depende del rigor con que se choque y la decisión de cada cual para ir al rebote. Defienden con ocho, colgados del balcón de su portero, y ninguno de ellos se da un respiro para pensar. Todo discurre de forma precipitada, a la carrera.

El fútbol italiano, que lleva 18 años sin ganar un título internacional, es extraordinariamente fatigoso. Los dos delanteros viven como ermitaños y buscarse la vida les resulta mareante. Todos los volantes son de corte defensivo y como no tienen un jugador de enganche están obligados a descolgarse por la portería rival de vez en cuando, con aceleraciones explosivas desde más de 60 metros.

Si el marcador se le pone rápido de cara, como ocurrió ayer con el gol de Totti, el esfuerzo se multiplica, porque aún se amontonan más atrás. El tanto nació de un soberano despiste de la defensa belga en el inicio de la jugada que aprovechó Maldini para irrumpir con toda la facilidad del mundo en el área rival, De Wilde le sacó un disparo complicadísimo y el rechace cayó a Inzaghi, que se estrelló de nuevo con el meta belga. La jugada acabó en una falta en la orilla derecha del ataque italiano que lanzó Albertini y cabeceó Totti. Con el partido enfilado, Italia acentuó su talante hiperdefensivo y, pese al fortín instalado para cobijar a Toldo, éste sufrió más de la cuenta.

El fútbol local, simplote y animoso, le puso en serios aprietos durante muchos tramos del encuentro. Con cinco en la media cancha y tres de ellos bien centrados -Conte, Albertini y Fiore- resulta que nadie fue capaz de parar a Wilmots, el volante llegador de Bélgica. Un buen futbolista con la astucia suficiente como para descargar el juego cuando es preciso y colarse en el área contraria con decisión. Él solo sacó los colores a los italianos, que no padecieron más por la ramplonería general de los acompañantes de Wilmots. Aun así, Bélgica pudo remontar en varias jugadas, como el remate endiablado de Goor a la escuadra, en una jugada del propio Wilmots frente a Toldo, en un disparo envenenado de Staelens en el segundo tiempo, en una falta bien lanzada por Nilis...

Italia despreció de tal forma la posesión (56% a favor de los belgas en el primer periodo) que dejó todo el protagonismo al enemigo. Los belgas metieron el diente a la defensa italiana por todos los costados, pero sus esperanzas se desvanecieron en la segunda andanada italiana en toda la noche. Tras una hora de encierro ante su portería y castigando la pelota de mala manera, una jugada entre Inzaghi y Fiore fue culminada por éste con un disparo seco y delicado que cogió la rosca justa para sobrepasar a De Wilde. Un gol tan excelente como inmerecido, que maquilló la estrecha apuesta de Italia, una selección bendecida por la fortuna en esta Eurocopa. Por otra parte nada nuevo: el fútbol italiano en estado puro.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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