Maragall admite que es difícil reducir la dirección e incorporar a más mujeres

La nueva dirección del PSC que están preparando Pasqual Maragall, Narcís Serra y José Montilla será más reducida que la actual e incrementará la proporción de mujeres hasta "acercarse" a la paridad entre sexos. Lo dijo ayer el propio Maragall en Roda de Barà, donde participó en una fiesta del PSC de Tarragona. Reconoció que alcanzar la paridad será difícil.

La actual ejecutiva consta de 50 miembros y la pretensión de Maragall y Montilla es reducirla a la mitad. Este objetivo está resultando muy difícil de alcanzar, reconoció Maragall, porque se cruza con otro, la voluntad de incrementar el número de mujeres, que sólo es posible ya si sustituyen a varones.Maragall sostuvo ayer que la reducción de la comisión ejecutiva que surja del congreso del partido que comienza el viernes es una exigencia de la eficacia que se espera de ella. Afirmó, además, que la comisión ejecutiva "no debe verse como un lugar de representación, sino de ejecución", lo cual marca una diferencia muy notable respecto a su actual composición. "A mí una ejecutiva me representa si ejecuta bien; no es una cuestión que dependa de cuánta gente hay", dijo.

Ya en el lanzamiento de su candidatura a la presidencia del PSC, el 16 de mayo, Maragall explicó que una de las premisas del acceso del partido al Gobierno de la Generalitat en las próximas elecciones es resolver el grave problema de implantación que tiene en la Cataluña no metropolitana.

Lo poco que ha trascendido de las negociaciones entre Maragall y Montilla para la configuración de la nueva comisión ejecutiva del PSC es que la mejora de la implantación del partido va a requerir la creación de una estructura específica para ello.

Una de las posibilidades barajadas es un desdoblamiento de la secretaría de organización, en la que se situaría a un dirigente de fuera del área metropolitana de Barcelona, con lo que al mismo tiempo se daría satisfacción a una de las demandas de las organizaciones socialistas de Girona, Lleida y Tarragona, cuyos líderes creen que la dirección del PSC es demasiado barcelonesa.