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80 familias rumanas, trasladadas de madrugada y sin previo aviso al campamento para nómadas

La Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno trasladaron ayer, en una operación secreta realizada de madrugada, a las 80 familias rumanas que vivían en chabolas en San Roque (Fuencarral) al campamento para nómadas situado en las proximidades del basurero de Valdemingómez (Villa de Vallecas). Los inmigrantes se quejaban ayer de que nadie les avisó del desalojo, por lo que no habían podido preparar la mudanza. La Policía Municipal les despertó a las siete de la mañana y les metió prisa para que hicieran el petate.

Los 300 rumanos que dormían en las infraviviendas tuvieron un amanecer abrupto. La policía les despertó a golpe de nudillos en las puertas de las chabolas que ocupaban desde agosto del año pasado. A gritos, los agentes les informaron de que tenían que recoger sus pertenencias porque les trasladaban a otro campamento.Los rumanos no sabían nada del traslado. Nadie les avisó. Ni siquera unas horas antes. Se vistieron y empaquetaron todo lo que pudieron, dado el escaso tiempo de que disponían. Los agentes pusieron en cola a las familias y fueron subiéndolas una a una a los autobuses del servicio especial de la Empresa Municipal de Transportes. Somnolientos, desconcertados y preocupados por la falta de información, acataron con sumisión las directrices de los policías. Más de un niño -de los más de cien que integran el poblado- lloraba en brazos de su madre.

Mientras las familias eran conducidas al nuevo campamento, operarios municipales procedieron a cargar en furgonetas el escaso equipaje que aquéllas pudieron recoger de sus chabolas antes de que fueran derribadas.Las máquinas tiraron abajo los chamizos en apenas unos minutos. Las ratas comenzaron a salir de entre las ruinas.

El poblado de San Roque nació de forma espontánea en agosto de 1999 en las afueras de otro dotado con cocinas y servicios y habitado por otras 46 familias.

Los rumanos afirman estar contentos por el traslado, pero lamentan las formas empleadas por las instituciones durante la mudanza relámpago. Daniel Voicu, de 22 años, casado y con un hijo de dos años, explicó: "Nos despertaron con mucho ruido y voces y nos dijeron: 'Arriba, rápido, que os vais a otro poblado'. Sólo nos dieron diez minutos para vestirnos y coger nuestras cosas", afirmó. "No he podido traer el colchón ni las cacerolas de la cocina, ni otras cosas", se lamentaba. Vasile Musiok, de 14 años, protestaba: "Me he quedado sin mi ropa y, con las prisas, me olvidé unas zapatillas de deporte en el tejado de la chabola".

La consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez, y el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, ambos del PP, defendieron el modo en el que se había hecho la mudanza. Ruiz-Gallardón declaró, tras el Consejo de Gobierno, que no sabía por qué había extrañado tanto la hora del traslado: "Yo a las siete de la mañana ya estoy levantado y trabajando", afirmó.

Martínez aseguró que el operativo de la mudanza había sido consensuado por la Comunidad, el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. Y que se dispuso que fuera a las siete, sin dar una razón. "Los rumanos habían sido informados hace días de que tenían que estar preparados para abandonar el campamento en cualquier momento", afirmó. "El desalojo ha durado dos horas y las familias han tenido tiempo más que suficiente para recoger sus cosas" , concluyó.

Nuevo hogar

A mediodía de ayer, los rumanos de San Roque ya estaban instalados en las 80 tiendas de campaña del nuevo campamento para nómadas de la Cañada de los Canteros. Muchos se quejaban de su nuevo hogar. "En una cortina tenemos que vivir seis personas. No sé cómo vamos a entrar", afirmó Vasile Giorghi, de 30 años, casado y con cuatro hijos.

A los rumanos les agrada el nuevo asentamiento, a pesar de que está a más de kilómetro y medio de la parada de autobús más cercana, de la solana implacable que le cae encima sin una sombra en la que cobijarse y de que las tiendas están montadas sobre una placa de cemento. El concejal de IU Ángel Lara criticó su localización: "Han creado un gueto para estas familias fuera de la ciudad para esconder su realidad al resto de los ciudadanos".

Las ventajas del nuevo asentamiento: hay duchas, letrinas, cocinas, una escuela infantil, luz y recogida de basura. En él los inmigrantes podrán vivir de tres a seis meses, ya que está concebido como un lugar de paso para las numerosas familias gitanas nómadas que llegan desde países del este de Europa. La Comunidad de Madrid reclama a otros gobiernos autónomos que abran recintos similares a éste, que se basan en un modelo de campamentos que ya existen en Francia.

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