De Tercera a la selección en un año
Casillas es, con 19 años y 14 días, el segundo futbolista más joven que ha jugado con España
Nada parece gravitar sobre los nervios de Iker Casillas, que esta temporada debutó en Primera, hace dos semanas levantó una Copa de Europa y ayer se convirtió en el segundo jugador más joven en ponerse la camiseta de la selección absoluta. Para muchos aficionados como si fuese el primero, puesto que pocos recordarán el debut de Zubieta, en 1936, frente a Checoslovaquia, con 17 años y 10 meses. El chico de Móstoles, que nació el 20 de mayo de 1981, tenía ayer 19 años y 14 días. Le sigue Julen Guerrero. El capitán del Athletic nació el 7 de enero de 1974 y se bautizó con España el 27 de enero de 1993, con 19 años y 20 días, en un amistoso contra México.Los meses vuelan. La mirada se le ha enturbiado un poco. Pero todo indica que permanece ajeno al vértigo que desencadena a su alrededor. Sólo una vez lo rebasaron las emociones. Sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas cuando el árbitro dio por terminada la última final de la Liga de Campeones. "Lloré de emoción, y porque sólo soy un niño", explicó una vez que hubo levantado la Copa con el Real Madrid. Con la misma candidez, quizá producto de cierta ingenuidad -no sigue siendo un niño, ni le falta coraje para digerir situaciones de alta presión- salió de los mismos vestuarios de París anunciando su sospecha de que sería convocado por el seleccionador, José Antonio Camacho, para acudir a la Eurocopa como tercer portero. La posibilidad se confirmó cuatro días después, y el lunes pasado se entrenó por primera vez con la selección, en Valencia.
Casillas vive siempre normal y sin novedad, incluso en momentos en que el mundo amenaza con derrumbársele en los guantes. Como cuando el Bayern lanzó a Jancker, Elber y Paulo Sergio para que le acribillaran, en las semifinales de Liga de Campeones. El Estadio Olímpico de Múnich era un hervidero. "Ahí, de pronto, lo noté un pelín acojonado... quizá cometiera algún error", recuerda un compañero, "pero se recuperó en un minuto, con una facilidad alucinante". "¿Errores? Yo a eso no le llamo errores", replicó Casillas tras el partido de Múnich, evocando una jugada en la que el balón se le escapó de las manos para dejárselo servido a un rival. "Esos son lapsus, y hay que tenerlos en cuenta porque ocurren siempre y son inevitables. De diez acciones, en una se comete un lapsus. Así que como sé que los voy a cometer, pues no me preocupo. Es normal".
Desde que debutó en octubre pasado, en San Mamés, Iker asume el papel de estrella con naturalidad: "Yo no tengo problemas con la prensa. Pero tampoco me voy a subir a un pino porque me digan que me quieren hacer una foto subido a un pino. No es cuestión de hacer el tonto". Un par de días atrás, en un entrenamiento, demostraba la misma serenidad de siempre. Ante la mirada atenta de Camacho, que parece resoplar a un palmo de cada jugador, Iker se quedó sólo frente a Velasco, que interceptó un centro y le pegó como venía, en el área chica. Casillas paró el primer remate. Velasco recogió el rechace y volvió a intentarlo sin demasiada convicción. Casillas se quedó con la pelota y Camacho estalló: "¿No ves Velasco que el portero no se deja meter goles? ¡El portero no se deja! ¡No se deja! ¡Y como no se deja hay que reventarlo, Velasco!".
El técnico no deja de invitar a los jugadores que llegan al área a pegarle al balón "como bestias" o "con mala leche". En ese clima fragoroso se desenvuelve Casillas a la perfección. Con mucha calma y unos reflejos de tigre.
Ya en la habitación del hotel de concentración, que comparte con Gerard, Casillas se entrega a los quehaceres propios de un adolescente sujeto a los códigos de la globalización. Si Fernando Hierro a los 18 años se ganaba unas perras trabajando como mecánico en un taller de coches, Casillas invierte las horas en calentar la máquina de vídeo juegos. Se pasa tardes enteras pegado al televisor, siguiendo series como Al salir de clase o El gran hermano. Tiene novia. Y también tiene un contrato de patrocinio con Adidas, que le suministra equipamiento y un buen respaldo económico. Sólo le falta experiencia.
Ayer subió un peldaño más para adquirir esa experiencia y la jornada será inolvidable para él, como lo demuestra su confesión tras el partido: "No se debuta todos los días en la selección absoluta. He pasado por todas las categorías de las selecciones, desde los sub16 hasta llegar aquí. Quizás estuve más tenso el primer día que jugué con la sub16. En cuanto al penalti que he cometido, no le doy importancia. He tenido mala suerte. Son cosas del fútbol".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.