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INCIDENTES EN CIBELES

Ningún detenido tiene antecedentes violentos

"HUBO TRES GRUPOS PROVOCADORES, ENTRE LOS QUE HABIA 'RAPADOS'", SEGÚN EL SUP

"En los incidentes de la Cibeles hubo tres grupos violentos, muy pequeños, entre ellos cabezas rapadas, que actuaron como provocadores entre el resto del público", según Bernardo Bravo, dirigente en Madrid del Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el cuerpo."En modo alguno detectamos grupúsculos violentos organizados. Únicamente fue reconocido un hincha ligado a los ultrasur, pero precisamente éste no se destacó por su actitud agresiva", replican fuentes próximas a la Brigada de Información. Agentes de esta unidad, vestidos de paisano, fueron quienes arrestaron a tres de los detenidos en los incidentes, ninguno de los cuales posee antecedentes por hechos violentos. Lo mismo sucede con los otros 16 arrestados por efectivos uniformados.

El dirigente del SUP afirma que los grupúsculos de provocadores lanzaron botellas y objetos contundentes contra los agentes antidisturbios, por lo que "no hubo más remedio que cargar para dispersarlos".

En opinión de Bernardo Bravo, "el dispositivo policial montado al efecto fue suficiente, estuvo muy bien coordinado, y si no se hubiera actuado contra los violentos, ahora mismo habría que lamentar heridos más graves".

El dirigente del SUP cree que la actuación de la Unidad de Intervención Policial (UIP) fue proporcionada, si bien acepta la posibilidad de que pudo haber un número indeterminado de personas que fueron golpeadas por los antidisturbios. Pero argumenta que posiblemente se debió a "que no había otra manera de dispersar a los causantes de los altercados".

Bravo asegura que los compañeros que intervinieron en el despliegue policial mantienen que los tres grupúsculos violentos no sólo actuaron en la plaza de Cibeles, sino que también realizaron saltos, por ejemplo, en la plaza de Colón y en la glorieta de Atocha.

Los antidisturbios contaron con el apoyo esporádico de algunos pacíficos aficionados del Real Madrid que se interpusieron como escudos humanos y sin protección alguna entre los agentes y los vándalos que lanzaban objetos contundentes. Trataban de poner paz y gritaban consignas para disuadir a los seguidores violentos a que dejaran de lanzar objetos. Pero no podían aguantar, porque se convertían en el blanco de los proyectiles arrojados y tenían que abandonar el lugar.

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