'Gran Hermano' aplasta a la competencia al lograr el miércoles 9,9 millones de espectadores

Gran Hermano avanza a pasos agigantados hacia la categoría de hito televisivo. El miércoles pasado subió otro peldaño al conseguir una audiencia histórica para Tele5: una media de 9.909.000 espectadores y un 54,3% de cuota de pantalla. Esto proporcionó a la cadena privada la cifra más alta de toda su historia: el 35,7% de cuota en el día. La emisión nocturna en directo no sólo fue el programa más visto del miércoles, sino que, para mejorar un resultado como ése, hay que remontarse a la final de la Liga de Campeones de 1998, Juventus-Real Madrid, que alcanzó 13.234.000 espectadores.

Mercedes Milá presentó la noche del miércoles la que ha resultado ser la más dinámica de las ediciones de Gran Hermano. Desde el control de realización, sobre el plató de Tele 5, la presentadora recibía órdenes específicas para ralentizar o acelerar la marcha. En un programa en el que todo parece milimetrado -el equipo preparó ese día tres escaletas distintas, según si salía Silvia, Israel o si lo hacían ambos (como sucedió)-, se improvisaron decisiones y se ajustaron imágenes prácticamente en el último minuto. Juan Manuel Ibáñez, realizador de Gran Hermano, marcaba la pauta chasqueando los dedos a un equipo de 20 personas. "¡Adentro, vídeo!". "¡Vamos a Soto" [del Real, la localidad donde está la casa]! ... y sus ayudantes le soplaban: "¡No, ahora no se puede ir a publicidad, porque Antena3 está emitiendo anuncios!".

Algunos espectadores se quejan en los foros de Internet de que los realizadores cortan las imágenes más suculentas. La decepcionante realidad es que detrás no hay un inmisericorde censor, sino que en el control de realización nadie está en condiciones de seguir atentamente qué se dice en la casa. Si se han previsto 30 o 40 segundos de conexión en directo, eso es lo que hay.

En las dos horas y media de la emisión del miércoles, desde este control (y como posiblemente ocurriría si a uno le dejaran entrar, por ejemplo en la NASA, en visita organizada) no se vio incidencia alguna que se saliera de lo que es un programa en directo. Nadie contactó en todo ese tiempo con los encerrados -más que para avisar a Silvia de que se reuniera de una vez con los demás- ni se les dieron directrices para actuar. Tampoco se observaron instrucciones desde el exterior a lo largo de un prolongado paseo previo por los corredores que rodean el interior de la casa de Gran Hermano, desde los cuales varias cámaras graban imágenes a través de cristales, que para los concursantes son espejos.

Todos los espectadores pudieron ver cómo los concursantes se saltaban las reglas y salían hasta la puerta de la casa a despedirse de Silvia e Israel... y allí permanecieron un buen rato. Lo que no vio la audiencia es que, mientras tanto, una ayudante de producción se desgañitaba en el control: "¡Que alguien cierre la puerta y los meta dentro, que se nos va a caer el pelo!". Y ante la inutilidad de su requerimiento: "¡Por lo menos, no me los enfoquéis en la puerta!".

Si Gran Hermano es un fenómeno mediático, como cree el director general de Tele 5, Mikel Lejarza -"ha removido las aguas de la televisión, que estaban muy aburridas"-, lo cierto es que a su servicio se ha puesto un gran despliegue técnico: 29 cámaras graban las imágenes y 60 micrófonos el sonido. Un equipo de redactores sigue las imágenes en pantallas y selecciona las que muestran relaciones personales "y nunca escatológicas o de sexo", al menos hasta ahora. De éstas los guionistas recogen una selección para los resúmenes y el resto se borra cada 10 horas y media.

Entre las reglas, existe la opción de que María José o Israel vuelvan a la casa: nunca Silvia, porque salió voluntariamente.