Tres años de 'efecto Urdangarín' Luces y sombras del deporte de equipo que más éxitos da a España
Poquísimos españoles ignoran quién es Iñaki Urdangarín desde el 30 de abril de 1997, cuando la Casa Real anunció su noviazgo con la infanta Cristina. Y pese a que el balonmano se afianza como el deporte de clubes que más alegrías produce a este país, casi todos los consultados por este diario coinciden en que "el efecto Urdangarín no se ha vendido bien".Quienes más han sufrido la faceta molesta del fenómeno social (asedio de la prensa del corazón, presencia constante del personal de seguridad, etcétera) son los jugadores del Barcelona. Pero les compensa: "Cada llegada a un hotel significa un revuelo alrededor de Iñaki. Pero nos beneficia a todos", reconoce Enric Masip. Fuentes del equipo azulgrana, que ya era el mejor del mundo en 1997, mostraron entonces su temor a una influencia negativa en el rendimiento del conjunto. El capitán, David Barrufet, resume: "Al principio, el agobio fue tremendo. Pero mucha gente se ha enganchado al balonmano gracias a ello. Y lo fundamental es que Iñaki no ha cambiado, es el mismo de antes".
Del interés popular por la selección no hay duda: los partidos importantes registran picos de audiencia cercanos a los dos millones de personas. La cifra de los que siguen los éxitos continentales de los clubes es mucho menor.
Hay un factor común de cierta amargura por "el trato injusto de la prensa". Jesús López Ricondo, el presidente de la Federación Española, se queja: "Con independencia de que el fútbol acapare el 90% del espacio, y aunque sea cierto que aún no hemos ganado una medalla de oro, al balonmano se le pone el listón demasiado alto". Lorenzo Rico, quien fue reconocido como uno de los mejores porteros del mundo durante años, apostilla: "Hay otros deportes que reciben bastante más cobertura que el nuestro con menos éxitos". Pero el más rotundo es el seleccionador: "Es triste oír que sólo conseguiremos mucho espacio si logramos el oro. Es como admitir que si ganamos el oro no habrá más remedio que decirlo. No se valora el esfuerzo de años ni la progresión evidente ni la influencia de la suerte. Hace mucho tiempo que oigo la misma cantinela. Primero que no entrábamos en los Juegos Olímpicos, luego que no pasábamos del quinto puesto, después se nos pidieron medallas en consecuencia con los éxitos de los clubes. Bueno, ya hemos logrado cuatro en cuatro años. Y ahora exigen el oro como condición indispensable. ¿Pasa eso en otros deportes?", se pregunta Juan de Dios Román, y concluye: "Que no me vengan con cuentos".
Valero Rivera, quien ha logrado la friolera de 58 títulos al frente del equipo azulgrana, matiza: "En Cataluña, el balonmano ha calado hondo, sobre todo por la sucesión de triunfos del Barcelona, pero también porque damos espectáculo con un estilo muy dinámico, de gran belleza plástica. Y a todo eso, hay que añadir la gran popularidad de Iñaki, que sin duda es muy beneficiosa. Si trasplantamos todo ello a España, lo que falta principalmente es el oro. Pero la situación tras el efecto Urdangarín era impensable hace años, hemos ganado mucho". Rivera enfatiza la necesidad de difundir la belleza de su deporte, y en eso coincide con todos los demás: "Para mí hay dos clases de balonmano, el que para mucho el juego, que me aburre, y el que se basa en un juego veloz y espectacular, que me emociona".
Su colega del Gáldar canario, Jordi Ribera, inicia el capítulo de la autocrítica: "En la Bundesliga alemana juegan peor que aquí, basándose sobre todo en la contundencia de su defensa, pero el balonmano es mucho más que eso. Sin embargo, lo venden mucho mejor que nosotros y transforman cada partido en una fiesta. Hay canchas españolas en las que los espectadores pasan frío. Por no hablar de un calendario caótico, con jornadas que se prolongan a lo largo de una semana. En general, el efecto Urdangarín no ha dado las rentas esperadas".
Miquel Roca, gerente de la Liga Asobal, negocia con la EHF (Federación Europea) para arreglar los problemas del calendario, asocia el efecto Urdangarín con la subida en audiencias y también se flagela: "Nos reunimos con frecuencia para realizar autocríticas. Por ejemplo, tras la última Copa Asobal en Pamplona", asegura, en referencia a un hecho significativo: TVE quería retransmitir las dos semifinales, pero con un largo intervalo, precisamente a la hora de comer. El San Antonio (club anfitrión) se negó en redondo ante la perspectiva de que los espectadores tuvieran que permanecer ociosos en el pabellón. Pero, al parecer, a nadie se le ocurrió una solución alemana: fiesta, salchichas y cerveza gratis, con exhibiciones en la pista; el valor de tres horas de televisión lo hubiera compensado con creces. Masip remacha: "España logra ahora muchas medallas en muchos deportes. Para competir con ellos en la cobertura de prensa, hay que ganarse a la gente y cuidar la mercadotecnia".
Precisamente en ese punto, así como en la escasa presencia de España en los altos cargos del balonmano internacional, se centran casi todas las críticas a la gestión de López Ricondo en la Federación Española. Él replica: "Acepto la crítica, pero también hay mucha demagogia. Se dice que España ha sufrido arbitrajes perjudiciales en momentos decisivos por nuestra escasa influencia en los pasillos. Pero los partidos se ganan en la cancha. En cuanto a Urdangarín, su contribución es muy positiva, pero no soy partidario de utilizar su figura con espíritu mercantil".
"Falta mucho por mejorar"
Iñaki Urdangarín levantó el sábado con el Barcelona su sexta Copa de Europa -ningún otro equipo acumula tantas- y logró su 51º título, lo que le convierte en uno de los deportistas más laureados de España y del mundo. La familia real al completo estaba en el Palau Blaugrana -"Me emociono cuando veo al Rey, a veces de forma no oficial, en las canchas de balonmano. Eso nos ayuda muchísimo", dice el seleccionador nacional, Juan de Dios Román-, pero ese impresionante y dramático partido contra el Kiel alemán sólo pudo ser visto en España a través de TV3, la televisión catalana. "Un acontecimiento así debería ser incluido en la lista de los de interés general, y retransmitido por TVE", afirma Alfonso Martínez, el presidente de los árbitros españoles.Urdangarín se ha adaptado al efecto que lleva su nombre -sonrisa permanente, fotos en el equipaje para dedicárselas a quien sea menester, buena relación con sus guardaespaldas- pero también parece añorar la libertad perdida. Hay indicios de que algunos titulares de entrevistas suyas -"El exceso de fútbol es peligroso" y "nos faltan buenos gestores "- no gustaron en la Casa Real. Él dice ahora que reniega de ellos, aunque matiza: "Es cierto que dije ambas cosas, pero mientras sea un jugador, me gustaría que los titulares de mis entrevistas se limitasen al balonmano. Si algún día ocupo un cargo deportivo, la situación será distinta". De balonmano, de cuestiones técnicas, es precisamente de lo que habla habitualmente con su suegro, todo un entendido del deporte según confiesa el propio Iñaki.
El balance que hace Urdangarín es positivo: "El balonmano es más popular que antes, ha llegado a mucha gente que lo ignoraba y capta más patrocinadores. Pero en ese terreno falta mucho por mejorar, y también es cierto que a la selección le falta la medalla de oro. Ahora bien, que el efecto Urdangarín no se haya aprovechado más no depende sólo de mí".
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