Semana Santa
En una sociedad en la que nueve de cada diez personas eran agricultores, era racional situar las fiestas de Semana Santa en los días en que menos podían trabajar, por ser los más lluviosos del año: los del cambio de luna de abril. Hoy día, cuando que sucede exactamente al revés, es decir, que nueve de cada diez personas no trabajan en el campo, sino que intentan descansar en él o en la playa, situar ahí las fiestas es la peor opción posible, es hacernos literalmente la pascua.Mereceremos lo que nos cae encima, el que nos agüen las fiestas, mientras no presionemos a las autoridades civiles y religiosas, hasta ahora impermeables al cambio, para que caigan en la cuenta de que su misión no es llevarnos al cielo... fastidiándonos, sino adaptar las nuevas actividades colectivas conforme a los dictados del cielo... atmosférico.-
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