El Madrid resuelve en el último segundo

El Real Madrid sabe ganar sin Herreros. A duras penas y en el último segundo, pero sabe. Ayer lo demostró en una de las canchas más difíciles de la Liga, en Vitoria. Aparte de recuperar su autoestima, lastimada en el partido contra el Barcelona, el equipo madridista se aseguró un puesto entre los cabezas de serie de las eliminatorias por el título. El partido no decidió mucho más, pero sí dejó algunas pistas para el futuro inmediato. El Madrid va a más y entra en las eliminatorias como el equipo más en forma de la liga B. La A sólo la juega el Barça mientras no se demuestre lo contrario. El Tau, en cambio, pierde comba.La victoria infla más al Real Madrid por la forma como la consiguió. Tuvo que andar a contrapelo durante casi todo el choque, salvo contadas excepciones. Como en los primeros instantes, en que Alberto Angulo se esforzó por minimizar la ausencia de su álter ego, Herreros, y dijo "aquí estoy yo". Él ayudó, pero Herreros es insustituible. Para superar su baja, el Madrid sólo puede recurrir al grupo y al sufrimiento. Y tuvo que sufrir.

El Tau lanzó primero una andanada a base de contragolpes, bien terminados por Esteller y Garbajosa. Más tarde blindó su aro con una zona y contó en la primera parte con un juego interior impecable. Sergio Scariolo, de vuelta a su primera casa en España, tuvo que tirar de repertorio para contrarrestar. Sus suplentes (Iturbe y Scott) mejoraron el quehacer de los titulares.

No fue hasta la segunda parte cuando el Madrid enseñó sus virtudes y dejó de jugar al escondite. Scariolo, que conoce bien al Tau, apretó en las debilidades baskonistas: diversificó la defensa a Bennett -sobrecargado de minutos-, cargó el juego en el interior -donde el Tau acusa la baja de Oberto, su particular Herreros- y prestó especial atención a los exteriores, el auténtico valor de los vitorianos. Además, surgió un tapado, Mijailov, con 14 rebotes que dañaron poco a poco la resistencia rival. Todo eso tuvo que unir el Madrid para acabar esperando al último medio minuto y lanzar una moneda al aire. Pero tal vez ni el pase fallado de Bennett fue casual (recuerden, estaba cansado) ni el último tiro libre de Lucio Angulo fortuito. El Madrid sólo puede ganar sin Herreros juntando inteligencia y espíritu colectivo.