La juez del caso Olot busca relación entre dos grupos de acusados
La investigación judicial del secuestro de la farmacéutica de Olot, Maria Àngels Feliu, continúa centrada en encontrar indicios sólidos de una relación entre la banda detenida después de la confesión del policía local de Olot (Garrotxa) Antonio Guirado y los dos primeros acusados, Xavier Bassa y Joan Casals. Tres días después de que la juez instructora implicara en la causa a Guillermo Conde, un ex detective de Vilanova de Sau (Osona) que trabajó en una agencia de detectives de Barcelona junto a Bassa, volvieron a declarar ayer en el juzgado de Olot Ramón Ullastre y su esposa, Montserrat Teixidor.
Ullastre, encarcelado actualmente, es el propietario de la casa de Sant Pere de Torelló (Osona) en cuyo sótano permaneció recluida Maria Àngels Feliu. Ayer declaró durante unas tres horas ante la magistrada Pilar Castillo y negó de nuevo que conociera a Xavier Bassa y Joan Casals, aunque reconoció que había acudido a la agencia de detectives Has para realizar una gestión como cliente. De acuerdo con las preguntas efectuadas al detenido por la juez, que insistió en certificar que Ullastre conocía a un guardia civil de Osona, parece que la investigación no descarta que puedan estar implicadas en el secuestro otras personas.
Ullastre aseguró ante los medios de comunicación que su mujer era inocente y se mostró contrariado porque algunos vecinos de Sant Pere de Torelló hubieran desmentido que a su esposa la atemorizaban las serpientes del terrario ubicado junto al zulo. El supuesto temor permite asegurar a la defensa de Montserrat Teixidor que ésta no se acercó a Maria Àngels Feliu durante los 492 días del cautiverio. "Ella no sabía nada, no lo hubiera permitido", aseguró ayer Ullastre refiriéndose a su mujer.
Ramón Ullastre negó que conociera al nuevo implicado en el secuestro, Guillermo Conde, lo cual contradice la declaración de éste del pasado martes, quien dijo que además conoce a Xavier Bassa, Joan Casals y Antonio Guirado, uno de los presuntos cerebros del secuestro.
Conde había trabajado, entre los años 1982 y 1987, de auxiliar en la agencia de detectives Has, donde coincidió con Bassa. La agencia había prestado servicios al Banc dels Pirineus, que quebró en 1983, una entidad con la que estaba vinculado el padre de Maria Àngels Feliu, al igual que Ramon Roca, un empresario que había sido secuestrado en una ocasión y al que la juez interrogó el pasado mes de febrero.
Los últimos actos de la juez apuntan a que la investigación intenta estrechar el cerco en torno a los dos primeros implicados y pretende descubrir si durante el periodo en que Bassa trabajó en la agencia de detectives pudo recabar informaciones que después le fueran útiles para, presuntamente, llevar a cabo los secuestros.
Lo cierto es que la Guardia Civil no descarta que el secuetro de Ramon Roca Bascompte pudiera tener semejanzas con el de Maria Àngels Feliu y tampoco descarta que en ambos casos los secuestradores consiguieran hacerse con el rescate pagado por las familias. Roca fue capturado por unos desconocidos el 3 de marzo de 1988 cuando circulaba por una carretera comarcal próxima a Agramunt, donde residía. Al igual que a la farmacéutica, le obligaron a introducirse en el maletero de un vehículo. Tras pasar tres días en un habitáculo muy reducido, pudo escapar de sus captores, según relató a la Guardia Civil, porque -aseguró- la cadena con la que cerraron la puerta no era muy resistente.
Lo cierto es que los investigadores pusieron en entredicho esta explicación y, al igual que en el caso de la farmacéutica, no descartaron que hubiera pagado por su liberación. Casualmente, Roca acudió a visitar a la familia Feliu el mismo día en que Maria Àngels fue secuestrada, el 20 de noviembre de 1992.
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