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Las víctimas del Grand National

Isabel Ferrer

Cuarenta caballos participarán hoy en el Grand National, la carrera de obstáculos más famosa y dura del mundo, celebrada en Aintree (Liverpool). Su esfuerzo será seguido por 500 millones de personas a través de la televisión (18.25, Canal+) y el vencedor pasará a ocupar la galería de leyendas equinas de una cita ganada en tres ocasiones por un mismo caballo, Red Rum, entre 1973 y 1977. Una gloria deportiva teñida este año de tragedia por la muerte de cinco finos ejemplares entre ayer y el jueves, en las carreras que preceden a la que da nombre esta tarde al festival mismo. Sus caídas, con la hierba en perfectas condiciones, han reavivado las dudas acerca de la seguridad de una competición que supera este año los 16.000 millones de pesetas en apuestas.Los cinco caballos muertos se rompieron el cuello en plena carrera o bien sufrieron un ataque cardiaco instantes después de concluirla. Las cuatro primeras muertes, ocurridas el jueves, fueron instantáneas. Strong Promise, Rossell Island y Architect perecieron en tres carreras distintas, la Martell Cup, la Fox Hunters Chase y la Glenlivet Anniversary Hurdle, respectivamente. A Lake Kariba, que corría junto a Strong Promise, le falló el corazón poco después de finalizarla. Ayer se partió la espina dorsal Toni's Tip al chocar contra la primera valla del trofeo John Hughes, otra de las copas disputadas en los días anteriores al Grand National.

Paradójicamente, las caídas del jueves fueron presenciadas por David Muir, miembro de la Sociedad Protectora de Animales que lleva años tratando de mejorar la seguridad de la competición. Teniendo en cuenta que sólo en la famosa carrera de hoy 40 caballos tendrán que saltar 30 setos -el mayor de los cuales, denominado La Silla, mide 1,56 metros-, la sociedad ha dedicado parte de sus fondos a analizar la forma en que podrían evitarse las muertes. "Esta vez, sin embargo, no me explico lo ocurrido. Me di una vuelta a lo largo de la pista, y tengo que admitir que estaba en perfectas condiciones. No sé que pensar", reconoció Muir poco después de que el cuarto caballo expirara junto a su jinete ante la mirada atónita de jueces y público.

Peter Webbon, el veterinario jefe del Jockey Club, atribuyó el desastre a algo tan simple como la mala suerte. Amante de los caballos como el resto de los aficionados que siguen con fervor el Grand National, cree que tantas muertes juntas son, más que nunca, "la excepción a la regla". Según sus datos, cerca de 70.000 caballos participan en multitud de carreras a lo largo del año en el Reino Unido, "y sólo tres de cada mil no lo cuentan". El propio club participa en un proyecto de investigación de la Universidad de Liverpool para recabar información acerca de las lesiones de la parte inferior de la pata del caballo. La Sociedad Protectora de Animales, al tanto del estudio, ha encargado que se le haga la autopsia a Stong Promise y Lake Kariba, y que los resultados sean remitidos al laboratorio de la universidad.

Para Charles Barnett, director gerente de Aintree, las cinco bajas ecuestres no han podido llegar en peor momento. Los meteorólogos han previsto un día luminoso para hoy y el césped del club está en perfecto estado: "Tal vez haya que remojarlo algo", ha dicho. "Perder caballos es una pena. Una tragedia incluso, pero hay que aceptar que cualquier deporte entraña riesgos y los accidentes no pueden evitarse", ha señalado, mientras se prepara para recibir en sus instalaciones a los cerca de 100.000 visitantes que siguen las carreras sobre el terreno.

Para los comentaristas deportivos británicos, las cinco muertes han sido más una pesadilla para el departamento de relaciones públicas de la carrera que otra cosa. El Grand National es una auténtica institución deportiva en el Reino Unido, una cita casi épica. Si bien la pérdida de un buen caballo supone una tragedia para su dueño, cualquier deporte acarrea riesgos de todo tipo. David Walsh, uno de los jinetes en liza estos días lo sabe bien. El jueves le pusieron una multa de 80.000 pesetas por haber tomado un diurético para bajar de peso. Su caso es el primero registrado en el Jockey Club, que no le ha demandado.

En Liverpool, entretanto, todo está ya listo para "la mayor experiencia ecuestre del mundo". La carrera más dura del calendario, ganada en 8 minutos y 47 segundos por Mr. Frisk en 1990, un récord aún intacto. Para el recuerdo queda también el año 1928, en el que sólo dos caballos lograron cruzar la meta. A pesar de que la lista de nombres legendarios resulta interminable, un jinete ha pasado a formar parte de la memoria colectiva británica. Se trata de Bob Champion, que se proclamó campeón en 1981 montando a Aldaniti. Pálido y delgado, salió a la pista después de vencer en una lucha aún mayor contra el cáncer.

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