Historias de vientos cruzados
Tiger Woods, el gran favorito, llegó a Augusta, salió, terminó y enseñó su tarjeta: 75 golpes (+3), el peor día del año, los mismos golpes que el último día del 99, los mismos que el primero del 96, cuando, como amateur, no pasó el corte. Un resultado deprimente, en teoría. Pero qué va. "Qué va, qué va", repite Woods. "Mira los resultados de los demás. Mira qué pocos han bajado del par. Con lo que había ahí afuera, 75 no está mal". ¿Y qué había?.Viento. Del viento que soplaba entre pinos y robles, en círculos, de acá y de allá, en ráfagas, hablaron todos. Todos locos. "Fue tremendo", contó Miguel Ángel Jiménez tras una ronda de +4 que sí que le dejó deprimido. "Hoyo 3. Llego al segundo golpe y viento de cara. Pongo en marcha mi calculadora mental. 'Viento de cara'', me digo. '108 metros a bandera. Pues nada, un hierro 7, tres cuartos de 'swing' y clavada que la dejo'. Ja. Así lo hago y justo cuando doy a la bola, el viento se para de repente. Pasado".
Y eso no parece nada ante las historias de Woods. "Yo vi al viento pararme la bola en el 12", dice el estadounidense con la mirada de un vidente. "Le di con el hierro 8 bastante sólido y cuando estaba en el aire la vi frenarse y caer al agua. Y eso no fue lo único. En el cuarto arranqué hierba, la tiré ante mis ojos y me vino a la cara; lo volví a hacer dos veces más: una vez se fue a la izquierda y otra hacia delante. El viento soplaba por todos los lados y sin aviso previo".
Y oigan a Sergio García, autor de un notabilísimo 70 en un día tan imposible. "Me han pasado muchas cosas extrañas", dijo el de Castellón usando la misma expresión que usaría quien ha visto un fantasma y no sabe si creerlo o no.
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