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Los límites de la apertura marroquí

La muerte del rey Hassan II entreabrió la puerta al aire fresco de una tímida libertad de prensa en Marruecos, con cabeceras como la del semanario Le Journal, en el que llegaron a publicarse fotografías de saharauis torturados por los servicios de seguridad, todo un tabú para los anticuados medios de información del país magrebí, ligados al poder o simples órganos de expresión de los partidos tradicionales. Pero el proceso de reformas democráticas iniciado por MohamedVI parece estar sufriendo serias trabas en los últimos tiempos, con ataques a publicaciones que aspiran a representar el papel que ocuparon cabeceras como Cambio 16 durante la transición española.El semanario independiente Demain, que se imprime en España por razones económicas y tecnológicas y que hizo su aparición a principios de marzo en los quioscos, ha sufrido esta misma semana el duro golpe de la censura previa. Uno de sus accionistas, el empresario emergente Abdenasser Buazza, que poseía el 28% del capital, ha logrado hacerse con el control de la sociedad editora Media One, que publica Demain, al comprar, con supuestas presiones desde "altas instancias del poder", las acciones que estaban en manos del resto de los socios y ha bloqueado la aparición del cuarto número de la revista, según ha denunciado públicamente el director de Demain, Alí Lmrabet, quien fue el anterior responsable de Le Journal. Buazza se ha negado a autorizar el pago de la factura de la tirada de la revista en una imprenta española.

El colectivo de trabajadores de la sociedad editora de la revista considera que Buazza ha dado un golpe de timón para ejercer un derecho de censura "informándose previamente del contenido de la revista" para darlo a conocer a sectores del régimen antes de aceptar su publicacion.

La redacción de Demain ha rechazado esta imposición y se declara dispuesta a "resistir hasta el final para mostrar a todo el mundo que la independencia periodística tiene sentido en Marruecos", según un comunicado hecho público ayer en Casablanca.

Por su parte, Buazza estima que el conflicto es de orden "estrictamente personal" entre él y el director de Demain, y que la suspensión de hecho de la publicación se debe a diferencias acerca del contenido político del semanario.

En sus tres primeros números, la revista apareció con informaciones consideradas hasta hace poco en Marruecos como "altamente sensibles", como las relaciones entre el régimen de Hassan II y los servicios secretos israelíes, el auge del islamismo político en Marruecos o el conflicto del Sáhara Occidental.

En su último número, Demain defendía la necesidad de "abrir negociaciones con el Frente Polisario" para poner fin a cerca de 25 años de conflicto en el territorio de la antigua colonia española.

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La censura y la suspensión de hecho de la publicación viene a añadirse a otros recientes ataques a la libertad de información. La difusión en Marruecos del semanario francés Jeune Afrique-L'intelligent fue prohibida el pasado mes de enero a raíz de la publicación de una carta abierta al rey Mohamed VI firmada por un exiliado político marroquí que pedía cuentas "a la dinastía alauí" por los sufrimientos de los años pasados.

Otros periódicos marroquíes han sufrido también sanciones administrativas por publicar la carta enviada al rey por el jeque Abdelsalam Yasín, líder de Justicia y Espiritualidad, el principal movimiento político islamista del país magrebí. Yasín, que se encuentra desde hace diez años en situación de detención domiciliaria, pedía a Mohamed VI que compartiese con su pueblo la fortuna acumulada por su padre.

Para el director de Demain, la maniobra económica para tomar el control efectivo de la revista procede del viejo aparato del poder, dispuesto a bloquear las reformas emprendidas por Mohamed VI. "Creemos que el rey ni siquiera está al corriente", afirma Lmrabet. La dirección del semanario ha trasmitido al portavoz del palacio real, Hassan Aurid, una petición de audiencia con el soberano.

"El viejo aparato del majzén [red semifeudal de cacique] quiere demostrar que su función es aún imprescindible para tener el control de la opinión pública", estiman fuentes diplomáticas en Rabat.

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