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La inflación, en manos de la OPEP Los productores resuelven mañana si elevan su oferta para que bajen los precios del petróleo

Llegó el día. Los 11 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reúnen mañana en Viena para decidir el futuro inmediato del mercado petrolero y el de la economía mundial. Con su política de recortes de producción ya han logrado que el precio del crudo se triplique en el último año, pasando de 10 a 30 dólares, y que el de los carburantes se haya ido por las nubes. Sólo en España, el precio de las gasolinas ha subido un 40% en 1999. Al aprobar un aumento de la producción de petróleo y dependiendo de cuánto la suban, los grandes exportadores están influyendo en cuánto pagarán los usuarios por la gasolina y por cada producto que necesite ser transportado por tierra, mar o aire. Así, influirán en el futuro de la inflación en los países industrializados. Esos precios en alza que las autoridades monetarias están dispuestas a frenar subiendo los tipos de interés, con las consecuencias que ello tiene en los créditos e hipotecas. La OPEP, fundada hace 40 años, es la organización integrada únicamente por países no clasificados como "industrializados" o "ricos" más poderosa del mundo. Sus miembros poseen el 77% de las reservas mundiales de petróleo y el 40% de la producción global. Aun cuando haya energías alternativas al crudo, éste aún representa más del 35% del consumo total.

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La situación

En la reunión de mañana se espera que la OPEP cierre la política con la que enfrentó la última crisis petrolera. Aquella que a raíz de la crisis asiática, y más tarde mundial, derribó los precios del crudo a los niveles más bajos de los últimos 18 años. Tras dos años manteniendo un recorte de 4,3 millones de barriles diarios de la producción, la OPEP debe mover ficha otra vez. No se espera que se mantengan los recortes, sino que se aumente la producción.

Los países desarrollados, principalmente EEUU han ejercido en el último mes una fuerte presión sobre la OPEP para que incremente considerablemente su producción a partir del 1 abril próximo. La última jugada estadounidense fue el pasado jueves, cuando amenazó directamente a los países de la OPEP con sanciones económicas. La ofensiva de EEUU ha forzado algunos cambios de postura en la OPEP. En los últimos 30 días, los grandes productores del cartel, empezando por Arabia Saudí y Venezuela, dieron un vuelco en su tajante posición de mantener los actuales recortes hasta mediados de este año. Poco a poco, otros miembros del cartel se sumaron a esta nueva postura y ahora todos, con mayor o menor convencimiento, llegarán a la reunión con la idea de subir la producción muy presente. Los más reticentes a dar este paso son los llamados "halcones" de la OPEP: Irán, el segundo mayor productor de la organización, Libia y Argelia. Irán, que posee una economía muy dependiente de los ingresos por exportaciones de crudo (como la mayoría de los miembros de la OPEP), es el más preocupado a la hora de subir la producción porque teme que el precio del crudo se desplome. Los demás miembros comparten ese temor, pero también les preocupa que EEUU y otros grandes importadores se les echen encima acusándolos de desestabilizar una economía mundial que apenas está comenzando a salir de una crisis financiera. La OPEP también teme repetir su error de noviembre de 1997, cuando subió su producción sin atender a la inminente caída de la demanda.

En la última semana, el mercado ha empezado a descontar un alza de la producción y el precio del crudo ha bajado siete dólares desde principios de marzo. Apuesta por un alza de entre 1,2 y 1,5 millones de barriles diarios, pero, al mismo tiempo, ha comenzado a incubar la esperanza de que ese aumento llegue a 2,5 millones, la cifra que el mundo necesita para recuperar la calma en el aspecto energético, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Para los expertos del Centro de Estudios de la Energía Global de Londres, los grandes productores de la OPEP y de fuera de ésta, ya están produciendo un millón de barriles por encima de sus cuotas. Un aumento "oficial" de 1,5 millones de barriles sólo sería en realidad de 500.000, una cifra insuficiente para estabilizar el precio. Añadido a esto, "los halcones", en principio, no respaldarían un alza de más de 750.000 barriles. La meta de estos tres países es que, se decida lo que se decida, el precio del crudo se sostenga en 25 dólares. Fuentes de la OPEP explican que otros miembros llegarían a aceptar como razonable un precio estable cercano a 20 dólares.

Desde que el barril brent de crudo superó la barrera de los 20 dólares a comienzos del verano pasado, la contención de los precios en los países consumidores se ha convertido en una difícil tarea. Ya para cuando el precio superó los 30 dólares, a principios de este mes, la situación se había tornado insostenible. El 7 de marzo pasado el precio llegó a superar los 32 dólares, su máximo en una década. Para frenar el alza inflacionista, el banco central estadounidense aumentó cinco veces los tipos de interés desde junio de 1999, mientras que el europeo lo hizo tres veces en los últimos cinco meses.

Los factores que impulsaron la fuerte subida del crudo fueron la política de recortes de producción de la OPEP y la propia recuperación de la economía mundial tras la crisis, que reactivó la demanda de crudo hasta niveles superiores a los de la oferta existente. Hoy el consumo mundial de crudo está como en 1997, unos 74 millones de barriles diarios, pero con una producción que apenas alcanza los 73 millones desde abril de 1999, como consecuencia de los 5,1 millones de barriles que a diario todos los grandes exportadores dejaron de producir desde entonces. No hay una notable escasez porque todos los países consumidores poseen existencias de crudo de reserva, pero están están decreciendo a un ritmo alarmante.

Los antecedentes

En marzo de 1998, con el barril de crudo a 13 dólares, la OPEP, en colaboración con productores de fuera de la organización como México, Noruega, Rusia y Omán; rebajaron su producción 1,2 millones de barriles sobre una producción total de 27 millones. La medida, diseñada para impulsar una subida del precio, no funcionó por dos razones: porque la crisis fue a peor y porque los miembros no cumplieron sus compromisos de recorte. A finales de junio de ese mismo año hubo un segundo recorte de 1,7 millones. Peor, el petróleo siguió derrumbándose hasta tocar los 9,8 dólares en diciembre de ese año. La tercera, la vencida, fue a finales de marzo de 1999. La OPEP y sus socios rebajaron la producción 1,7 millones de barriles más, se decieron a cumplir ese y los anteriores compromisos y el resultado fue el que buscaban, el precio del crudo se disparó.

La crucial reunión de Madrid

Arabia Saudí, Venezuela (ambos miembros de la OPEP) y México fueron los urdidores de la política de recortes de producción de la organización que impulsó al alza los precios del crudo. Entre los tres se reparten el mercado estadounidense y sólo un acuerdo entre ellos podía posibilitar el éxito de la política de la OPEP para superar la crisis de precios.No obstante, los dos primeros recortes (marzo y junio de 1998) fallaron en lograr su objetivo. El factor principal de ese fracaso fue el propio incumplimiento por parte de algunos miembros de la OPEP de las nuevas cuotas. Esta situación enfrentó a saudíes y venezolanos, puesto que aunque nunca reconocido oficialmente, los primeros acusaban a los segundos de hacer trampa.

Los roces entre ambos países se agudizaron de no haber sido por una reunión que el trío celebró en Madrid a finales de 1998. El 17 de diciembre, a primera hora de la mañana, el entonces ministro de Energía venezolano, Erwin Arrieta, y su homólogo mexicano, Luis Téllez, se reunieron en una habitación del hotel Palace. Al mismo tiempo, la delegación saudí, encabezada por el ministro del Petróleo Alí Al-Naimi, salía a dar un paseo matinal por los alrededores del Hotel Ritz.

Hacia el mediodía, varias limousinas partieron raudas del Palace por caminos separados. Iban al encuentro de los saudíes en un lugar que hasta ese momento se desconocía.

México era el mediador entre saudíes y venezolanos. Así que fue en la residencia del embajador mexicano en Madrid, en la calle María de Molina, donde las delegaciones se reunieron. El encuentro duró casi ocho horas y se resolvió con un comunicado de buenas intenciones que en ese momento defraudó las expectativas de los mercados.

El comunicado fue una zanahoria para la prensa, porque de la verdadera naturaleza de la reunión nunca se habló. Fuentes de las delegaciones latinoamericanas fueron las que más tarde confirmaron que fue en Madrid donde saudíes y venezola limaron sus diferencias. El acercamiento fue crucial para que tres meses después los tres países impulsaran el tercer recorte y que éste se cumpliera a rajatabla.

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