Un 'gol fantasma' y el miedo derrotan a la Real en Valladolid

VALLADOLID 2-REAL SOCIEDAD 1La Real no aprende de sus errores. Ayer la historia que vivió y sufrió en Vigo y en Vitoria se repitió sin variación en el triste guión ya escrito. Comenzó ganando, llegó a exhibir sentido y cuando tenía el partido a su favor se arrugó, se atrincheró en su portería y dejó que su rival, ayer le tocó al Valladolid, buscase la victoria cuando sólo un momento antes lo más cercano había sido la sentencia. La Real vuelve al lío del descenso y el Valladolid lo abandona de forma casi definitiva gracias, todo hay que decirlo, a un segundo gol concedido por el linier pese a que el balón impulsado por García Calvo no traspasó en su totalidad la línea de gol.El partido se movió siempre en términos extraños. Comenzó como suelen terminar los choques marcados por la necesidad, esto es, conmocionado por una sucesión de contragolpes ante defensas descentradísimas, y con un baile de ocasiones facilonas que se quedaron en nada hasta que alguien con criterio enganchó una de ellas. El regalo le cayó a Sa Pinto en forma de pase profundo de De Pedro. El portugués se lo tomó con calma y colocó el balón pegado al palo izquierdo.

Luego, la Real se esmeró en atrancar todos los espacios y sólo a balón parado el equipo de Manzano removió una derrota que le metía otra vez en el ajo de los puestos de descenso. Sin embargo, el técnico del Valladolid hizo lectura del partido y colocó a García Calvo como cuarto hombre del centro del campo. Y, en esas, Clemente decidió obviar la posibilidad de aumentar la ventaja y quitó del campo a De Pedro para buscar la seguridad defensiva por amontonamiento.

El experimento le salió a Clemente tan mal como suelen salir esas apuestas tan mediocres porque sólo dos minutos después de que De Pedro abandonase el campo la numerosas defensa de la Real se desajustaba y se encontraba de bruces con el gol del empate. Y le fue todavía peor cinco minutos después cuando el arbitro, Llonch Andreu, concedía un gol fantasma de García Calvo. Lo peor para Clemente fue que había comenzado a apostar por el uno a cero cuando el Valladolid había consolidado su hegemonía en el centro del campo con la salida al campo de San Eusebio. Porque fue la erudición futbolística de Eusebio la que colocó el partido en su sitio. Y al Valladolid por encima.