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La influencia italianizante El Chelsea es un equipo sólido plagado de jugadores extranjeros

Después de languidecer durante la décadas de los 70 y los 80, el Chelsea ha tomado un protagonismo indudable en el fútbol inglés. Todo comenzó con el proyecto diseñado por su multimillonario presidente Ken Bates, que dio vuelta al club en todos los aspectos. En lo formal, cambió el destartalado Stamford Bridge en un estadio moderno, coronado por un lujoso hotel situado detrás de uno de los fondos. En lo deportivo, consiguió vender la idea del Chelsea como un club atractivo para los mejores futbolistas y para la jet local. Políticos -fundamentalmente conservadores-, escritores y gente del espectáculo comenzaron a proclamarse hinchas de un equipo que casi siempre había vivido bajo el dominio de los grandes clubes del norte de Londres: el Arsenal y el Tottenham.En el centro de la capital inglesa, el Chelsea se ha convertido en una potencia del fútbol europeo. Después de reclutar a Gullit, Ken Bates consiguió el fichaje de varios jugadores de prestigio. Con una consideración añadida: casi ninguno era británico. Pocos clubes han acogido con tanto entusiasmo la ley Bosman como el Chelsea, hasta el punto de que la alineación del pasado miércoles frente al Lazio estaba integrada por 11 jugadores extranjeros.

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Para empezar, el entrenador es italiano. Y eso imprime carácter. Gianluca Vialli llegó al club como jugador y acabó por sustituir a Gullit como técnico. Bajo su dirección, el Chelsea se ha italianizado en todos los aspectos, a través del fichaje de futbolistas como el centrocampista Di Matteo, el gran Zola o el delantero Casiraghi -todavía de baja por una grave lesión-.

El Chelsea marca pocos goles, pero concede menos. Su dibujo es un 4-4-2, con dos pivotes laboriosos: el francés Deschamps y el infatigable Dennis Wise, un terrier del fútbol. En la defensa juegan Ferrer, altamente cotizado en Inglaterra, Desailly, Leboeuf -no podrá jugar el encuentro de ida- y el nigeriano Babayaro. Ferrer tiene menos permiso para atacar que Babayaro, cuyo rigor defensivo puede quedar en entredicho frente a Figo.

En el medio campo, Di Matteo o el rumano Petrescu batallan por la derecha. En la izquierda, Poyet deja espacio a Babayaro, tira diagonales y llega al remate con el instinto que le caracterizaba en el Zaragoza. Es un héroe para la hinchada del Chelsea. Casi tanto como Zola, que disfruta de una carrera maravillosa en el fútbol inglés. La punta corresponde al noruego Flo, un chicarrón con algo más de clase de lo que parece.

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